Alejandro Toledo está en París y dice que no entiende un carajo. El ex presidente peruano respondía así los requerimientos periodísticos que le formulaba Raúl Tola.
Así se cierra la nota que publica El País digital donde el argumento fuerte es la acusación del Ministerio Público de supuestas coimas al ex mandatario por USD 20 millones. Se trata, según los datos publicados, del soborno por los sobreprecios de la construcción de la Carretera Interoceánica Sur, de un costo inicial de USD 800 millones que terminó en USD 2 000 millones con la firma de 22 adendums. La arquitectura financiera puede sonar conocida. Es un modus operandi firmar contratos por un precio y terminar pagando cifras muy superiores.
No son, ni mucho menos, dineros de los empresarios, ni los sobreprecios ni las coimas, como se ha afirmado ligeramente. No. Es dinero de las arcas fiscales que sale de los impuestos de los contribuyentes y los sectores populares cargan a sus espaldas.
Alejandro Toledo fue presidente del Perú entre 2000 y 2006. Su nombre aparece en la investigación Lava Jato, por la que se tiene previsto llamar a declarar a los ex presidentes Alan García y Ollanta Humala.
Las filtraciones vendrían de aquellas confesiones de Marcelo Odebrecht en su intento de rebajar sus penas a cambio de delaciones. Según la nota publicada en la web de El País Toledo tendría cuentas en Estados Unidos, Panamá y Costa Rica. El allanamiento a su casa era inminente y es posible que reciba una orden de prisión.
La escopeta del escándalo Odebrecht ya esta apuntando cerca de personajes de la alta política latinoamericana. Dilma, Lula, Temer, en Brasil; Cristina de Kirchner tiene otra gota en su valle de lágrimas de corrupción; algún ministro de Uribe, en Colombia.
Lo de Toledo, todavía en fase indagatoria ya trae una acusación aunque no debemos olvidar la presunción de inocencia. El ventilador de Odebrecht prendido esparce su lodo. Sigue siendo cuestión de tiempo.