Una palabra mayor. Más allá de las esperanzas y hasta milagros que muchos esperan sobre los resultados de la visita del presidente de Estados Unidos Barack Obama a la isla y de los cambios políticos que se puedan estimular, la libertad es un tema clave.
Es una palabra que se pronuncia como utopía, una quimera acaso tanto para los presos políticos del régimen de Raúl Castro –muchos detenidos desde cuando estaba Fidel Castro en funciones – . Otras, al extremo sur oriental de Cuba, en el territorio ocupado de Guantánamo. Las causas, muy diversas, casi indescifrables.
81 presos, según la organización activista por los derechos humanos que Elizardo Sánchez lidera en Cuba. En Guantánamo quedan 91 presos. Quizá en ambos casos lo que menos se pueda determinar es que hayan recibido un debido proceso. Un elemental derecho humano aun para el peor criminal.
Durante la rueda de prensa que brindaron los presidentes de Cuba y Estados Unidos un periodista de CNN le indagó a Raúl Castro por la liberación. El Presidente pidió nombres y que se cumpla la condición de presos políticos. La lista la pueden consultar en el portal ‘14ymedio’: allí están las causas – reales o ficticias – e imputaciones que explican su detención. La pregunta que sigue es si esos expedientes serán revisados y la palabra de Castro se cumplirá. No es fácil imaginar en la isla una justicia independiente.
Quizá Raúl Castro pueda pedir a su cercano discípulo Nicolás Maduro que libere a Leopoldo López y tantos otros presos políticos que se cuentan en Venezuela.
Sería positivo también que las celdas de Guantánamo queden vacías de una vez. Muchos de los detenidos han ido a otros países, otros 91 siguen allí. La mayoría son afganos, árabes y más personas procedentes de esas latitudes. No sabemos si fueron terroristas o presos de guerra en Afganistán.
De por medio esta la palabra empeñada de Obama sobre Guantánamo como la de Castro en La Habana. La libertad sigue a la espera.