Desde hace poco más de una década en muchas partes de Ecuador apostamos por la adrenalina. Empezamos con los deportes “extremos”, luego de los primeros accidentes les renombramos “de riesgo”, cuando se empezó a legislar se les llamó “de aventura”, terminamos suavizándolos como deportes de “naturaleza”; y asumimos que cruzar cables de acero sobre abismos y quebradas, era nuestra mayor ventaja y en cualquier rincón de los Andes encontramos los famosos “canopys” que en realidad son tirolinas o tirolesas.
El Canopy es la exploración del 8vo. continente: el dosel de los bosques amazónicos; donde viven especies que creíamos extintas y se refugiaron en las alturas para evitar la invasión humana y el ataque de su más terrible acompañante: el perro. Esta exploración utiliza todas las técnicas verticales conocidas: cuerdas, poleas, ochos, yumares y tirolesas para ir de la copa de un árbol a otro. Conozco a la primera persona en poner una tirolesa al servicio de turistas, pero no le pareció un nombre atractivo y decidió llamarle canopy, error copiado en todo Ecuador.
La adrenalina en turismo tiene connotaciones de riesgo, peligro, dolor, esperamos que la experiencia sea rápida, no deje efectos secundarios y al día siguiente caminemos normalmente. El recuerdo de esta adrenalina, tiene altas probabilidades de ser un mal recuerdo. El mercado se limita a jóvenes, se excluyen niños por no caber en los arneses de seguridad y adultos mayores, porque son más sabios y porque sus cuerpos pueden quedar seriamente traumatizados. A diferencia de en otros países que usan doble cable, aquí una gran mayoría usa un solo cable.
En Gramado, una encantadora ciudad de Rio Grande do Sul, Brasil; 2 millones de turistas acuden a la Navidad más grande del mundo, que empieza a inicios de noviembre y dura hasta fin de enero, técnicamente sí es la “Natal” – navidad en portugués- de más larga duración del planeta. Toda la ciudad es un pesebre con abundantes motivos navideños.
La “Natal” es fuente de sentimientos muy contrarios a la adrenalina. Fomenta el amor por la familia y los amigos, tesoros que queremos duren toda la vida para parientes y amigos de todas las edades y condiciones.
En las calles de Gramado miles de familias caminan acompasadas por música navideña, las parejas se toman de la mano; no hay prisas, ni riesgos de lesiones, el cariño se expresa todo el tiempo, la gente transita feliz, calmada, con una sonrisa invaden chocolaterías, disfrutan su exquisita gastronomía y en la noche, ingresan a fabulosos shows, como la “Natal de Luz” que cuenta historias navideñas interpretadas por docenas de jóvenes actores, geniales tenores, fuegos pirotécnicos, luces y el mensaje de paz, amor y cariño que motiva a abrazarse entre padres e hijos, con las esposas, novias e incluso con extraños. Evidentemente el amor es más rentable y atrae más turistas que la adrenalina.