…tenga cuidado. Cuando la carretera se transforma en calle, sin el tiempo suficiente para disminuir velocidad, un escuálido anuncio de ‘70 km’ precede a un fotorradar infalible, que es testigo y juez irrefutable por ser adminículo tecnológico, que le recibe con una sonora multa de USD 350. El parte de la infracción acusa que el conductor transitaba a la exorbitante velocidad de 70,6 kilómetros por hora.
Si la suerte está de su lado, recibirá igual monto de sanción a lo que se despida de la ciudad. Luego, en la fila de algún banco encontrará a los muchos que han recibido esta desproporcionada sanción.
Algún funcionario municipal debe solazarse por el rol de educador decimonónico que asume que la cultura se modifica con la fuerza abusiva del Estado minúsculo. Claro, sirve además para algún ingreso y así mejorar los beneficios de los que suman, restan y emiten formularios para extraer dinero.
Bien está, dirán. Así es que aprenden a respetar las normas, dirán. Con leyes draconianas. Esa es la tónica de las leyes que aprueban los asambleístas. Con la misma “mística” represiva es que ordenan en ordenanzas, como lo ha hecho el Concejo Municipal en Ambato.
Prisión al infractor que excede límite de velocidad y una sanción que es igual lo que un trabajador en general percibe como ingreso mensual. Cinco años de prisión por contrabandear tres tanques de gas. Siete años de prisión por portar un borrego de utilería -símbolo subversivo-. Ochenta millones por escribir una opinión incómoda. Sesenta mil dólares por enumerar mal el número de ejemplares de una edición de periódico. Noventa mil dólares por publicar una caricatura insidiosa. Y así, los ejemplos abundan de un rasgo represivo que se va convirtiendo en cultural por fuerza de la repetición, que ha convertido a las personas en víctimas de burócratas con poder que asumen el rol de pedagogos a punta de miedo y multas.
¿Es infalible el fotorradar? ¿No hay un rango de error en la medición? ¿Es racional o tramposo el abrupto cambio de límite de velocidad? ¿Es acertado que un agente de tránsito vea al paso alguien usando teléfono celular mientras conduce y emite una multa, sin confirmar si el que maneja es el dueño del vehículo y sin informar de la sanción al infractor? ¿Qué espacio de prueba de descargo tiene el supuesto infractor si la foto es prueba irrefutable? Pero ¿es realmente la foto infalible?
Abusos de autoridad que se justifican moralmente bajo el supuesto que una ciudadanía desordenada e irrespetuosa mudará de conductas por efecto de la fuerza. Pero la autoridad olvida que hay ciertas y mínimas garantías que el inocente tiene y que se cobijan en lo que se llama debido proceso y proporcionalidad de las penas.
Pero, y fundamentalmente, que la cultura cambia cuando los modelos de comportamiento cambian. Mientras se ha impuesto sanciones aplastantes, los que ejercen poder parecen inmunes e impunes a someterse a los mismos rigores.