Los datos de la violencia contra la niñez y la mujer son realmente alarmantes. Espeluzna conocer que el suicidio es la primera causa de muerte entre la población adolescente. El 78% de las niñas recibe algún maltrato en sus hogares y el 41% en las escuelas; el 69% de las niñas entre 10 y 15 años ha sido víctima de violencia de género y especialmente abuso sexual; el 16,9 % de las adolescentes entre 15 y 19 años ya son madres; seis de cada 10 muje res reciben algún tipo de maltrato físico, psicológico o sexual. Más del 8% de niños en el trabajo infantil, que está prohibido legalmente, y la gran mayoría labora para ayudar a sus familias. El 24% no asiste a la escuela. Los datos se originan en el Plan Internacional y el INEC.
Este es un problema cultural y educativo que involucra a todos y al Estado en su conjunto. Las encuestas nacionales permiten visibilizar una realidad lacerante que enseña el alto grado de violencia, el aumento de las violaciones de menores, especialmente que oscilan entre los 10 y 14 años de edad, lo cual constituye un crimen.
Conmueve conocer nuevos hechos y escuchar testimonios que reflejan el crecimiento de la violencia intrafamiliar, contra la mujer y los menores. El feminicidio, el creciente número de embarazos de adolescentes, muchos de ellos con violaciones. Si bien se desarrollan planes y programas oficiales, sin embargo queda mucho por hacerse e incluso la necesidad de establecer políticas públicas sostenidas y de manera especial armar estrategias conjuntas, concienciar a burócratas sobre esta realidad, consolidar procesos y no solo pasar los problemas de una dependencia a otra.
Conmueve escuchar dramáticos llamados para que se enfrente la violencia de una manera diferente y articulada entre el Estado y todos los sectores porque no es un problema a resolver solo por unos. Parte del problema es la siembra de miedo y la violencia, con malos ejemplos que impactan negativamente. No se puede eludir responsabilidades y mirar con desdén a un lado en lugar de trabajar al unísono con políticas de prevención.
Escuchar testimonios de cómo hombres se ensañan en el hogar contra esposas e hijos hasta llegar a la agresión y en muchos casos hasta la muerte. Cómo entender que más del 60% de mujeres ha sido objeto de una violencia física, psicológica o sexual.
Se puede abundar en tantos datos y estadísticas, pero el problema estructural sigue intocado. Se atacan débilmente los efectos (hay tantos casos procesados y en la impunidad) y las causas siguen intactas, que parte del proceso educativo, la prevención, la formación en valores de seres humanos y no solo la búsqueda de profesiones y para que no se creen falsas expectativas, tampoco esto se arreglará con el nuevo Código Integral Penal, que además se reclaman cambios a lo aprobado hasta hoy.