Durante ocho años sobró la plata gracias a las gentilezas del oro negro, pero -de pronto- vino la época de las vacas flacas. El Gran Jefe Rafael fue, sin duda, afectado pero no mostró susto y en el debate sostuvo que no había llegado la crisis.
Siguió, por lo tanto, con la “campaña total”, viajando del Carchi al Macará -sin olvidarse del resto del mundo-, gozando en las sabatinas, visitando las ciudades y hasta los pueblos, aparentemente buscando votos y más votos, con el inagotable apoyo de la maquinaria oficial y de una veintena de medios.
Con todos esos ingredientes y varios más, con inauguraciones y préstamos, siguió enfrentando la difícil situación -según sus palabras- con mucho ánimo, devolviendo la tranquilidad a la burocracia y anotando que el equipo de Gobierno seguirá con números altos, igual que siempre.
Con todo eso y bastante más, ¿cómo no iba a sorprender su anuncio de que no irá por la segunda reelección, prefijada para el año 2017? Más aún si de inmediato formuló el pedido de incluir- en la enmienda de la reelección indefinida-una transitoria para impedir que se presente nuevamente como candidato presidencial en el susodicho año. Increíble.
El plan Correa fue, pues, una sorpresa mayúscula e incluyó la sugerencia de los nombres de posibles candidatos de Alianza País, para la jornada del 2017.
Lenín Moreno, Jorge Glas, doña Gabriela, por supuesto. Nuevos y buenos motivos para los comentarios y las inquietudes. Luego, un chisme-sorpresa.
El presidente Correa se convertiría en el año 2017 en presidente de la Asamblea, novedad que talvez coincidía con la anotación presidencial de que los opositores buscarían apoderarse del Poder Legislativo. Un chisme aparentemente absurdo pero que no dejó de circular, con sus correspondientes comentarios.
Imagínense al Gran Jefe, hoy armado de todos los poderes y acostumbrado a mandar en los más recónditos ámbitos, ocupando una segundona posición y un modesto Presidente de la República preguntando ‘¿qué hago?’ al superasambleísta.
Pero, entre estas y las otras, se dieron pasos acordes con el plan.
Alianza País no tardó en aprobar la idea de la transitoria y el Presidente agradeció el gesto. Los opositores dijeron que el susodicho plan sería objeto de una negativa de la Corte Constitucional y allí terminaría todo, con un Correa de candidato en el tan mentado 2017. Otros comentaristas sostuvieron que eso no sucederá en la citada Corte, siempre tan amistosa con el Jefe.
No faltaron otras versiones. Un asambleísta social cristiano, ambateño por más señas, dijo que el plan Correa se origina en la decisión presidencial de no lanzarse el 2017 por el mal escenario económico que tendrá el Ecuador ese año.
¿Qué no se ha dicho en estos días? Con la circunstancia de que el país vive una temporada política, relacionada con las polémicas enmiendas y con el anuncio de nuevas marchas y protestas, con los inevitables pedidos de una consulta popular.
Ya sabremos lo que es el Plan completo. Lástima que no constará la supresión sempiterna de la reelección indefinida en Ecuador.