La Alianza del Pacífico, integrada por México, Colombia, Perú y Chile, tuvo su última cumbre, la décimo segunda, la semana pasada en Cali para hacer un balance de sus logros y plantearse sus propuestas a futuro.
A pesar de pertenecer geográficamente a la región del Pacífico, Ecuador no ha decidido incorporarse a este proceso de integración fundamentalmente económico y comercial por razones políticas e ideológicas más que económicas.
El proceso tiene solamente seis años de existencia y sus resultados son significativos y están a la vista: incremento del intercambio comercial intrarregional, aumento de inversión, crecimiento del PIB, coordinación tributaria, creación de un fondo para financiar infraestructuras, entre otros.
Si hacemos un análisis objetivo desde la perspectiva ecuatoriana sobre este proceso y la conveniencia de participar en él, podría decirse que de alguna manera y paradójicamente ya somos parte de la Alianza del Pacífico sin ser formalmente miembros.
Me explico. Con Colombia y Perú somos parte de la CAN desde hace décadas por lo cual estamos plenamente integrados con libre comercio reconocido. Es más, esa integración se amplía a otros campos no necesariamente económicos. Ninguna objeción con los vecinos.
En el caso de Chile se encuentra en vigencia un Acuerdo de Complementación Económica (ACE), suscrito en 2013, que nos permite liberar de aranceles comerciales en una alta proporción de los productos exportables y elimina otros obstáculos administrativos y fitosanitarios para facilitar el intercambio de bienes y servicios en términos bilaterales. No habría dificultad mayor.
Con México, Ecuador tiene algo similar, el Acuerdo de Alcance Parcial, vigente desde 2014, que nos permite ingresar buena parte de nuestra producción de exportación libremente a ese inmenso mercado y que, lamentablemente, no hemos sabido aprovechar. Con buena voluntad y pragmatismo se puede ampliar este instrumento.
Desde Cali los cuatro mandatarios de los países de la Alianza del Pacífico han ampliado su cobertura invitando a integrarse a países del Pacífico: Canadá, Nueva Zelanda, Singapur y Australia.
Si Ecuador se suma a este proyecto tendrá provecho adicional en tanto grupo regional integrado con proyección extra continental hacia esos mercados.
Se trataría, al dar este paso, de formalizar en una organización en pleno funcionamiento una relación ya existente y obtener más beneficios de los que ya tiene en términos bilaterales. Se impone, en todo caso, una estrecha vinculación público-privada interna para que esta decisión tenga beneficio para el Ecuador.
¿Por qué no dar el paso si estamos tan cerca?