La semana pasada acaban de asistir representantes del gobierno ecuatoriano y de los empresarios a la XIII Cumbre de la Alianza del Pacífico. El motivo principal ha sido pedir formalmente la adhesión del Ecuador como Estado asociado.
Esto no es inmediato. Va a tomar tiempo. Uno de los pasos previos es que existan acuerdos de comercio con los países asociados. Por ser parte de la Comunidad Andina (CAN), nuestro país ya tiene un acuerdo con Perú y Colombia. En el caso de Chile también existe uno al respecto. Lo único que estaría pendiente es la firma de un acuerdo comercial con México.
La Alianza del Pacífico fue creada el 28 de abril del 2011. Es un esquema de integración, con vocación de comercio. Lo conforman Chile, Colombia, Perú y México. Al igual que Ecuador, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Singapur buscan ingresar.
Frente a otros procesos de integración que han entrado en crisis y no terminan de convalecer (Unasur, CAN, Mercosur y ALBA), la Alianza del Pacífico se muestra prometedora. Sobre todo por su vocación económica y de desarrollo, así como el énfasis en crecimiento y mejoramiento de la competitividad basado en las oportunidades que se abren entre los países miembros y los que están en la cuenca del Pacífico.
En cifras la Alianza del Pacífico constituye la octava potencia económica y exportadora a nivel mundial. Concentran una población de 225 millones de personas. Representa actualmente el 37% del PIB de América Latina y el Caribe.
Concentra el 52% del comercio total y atrae el 45% de la inversión extranjera directa.
Y aunque se le puede criticar por el peso dado al comercio, frente a otros procesos que destacan los aspectos políticos, sociales o de seguridad, considero que esta característica le brinda fortaleza y es una base fundamental para sostener la iniciativa en el tiempo. Se habla de una articulación de fuerzas más allá de las fronteras territoriales. La Alianza del Pacífico tiene una visión estratégica y rompe con esa idea retardataria de que el futuro para los países de la región es el sometimiento y el subdesarrollo.
Sin embargo, ¿hasta qué punto estamos preparados para ser parte de la Alianza del Pacífico? Considero que el principal problema es de actitud y no tanto lo que se ha comentado recientemente: que nuestra industria va a quebrar y nuestra producción va a ser afectada por la competencia proveniente de México. Automóviles, electrodomésticos, etc.
Cualquiera de estos problemas pueden ser resueltos si hay voluntad de querer hacerlo. No obstante, se observa mucho temor y recelo en ciertos sectores. Sectores que han
preferido mirar hacia dentro y no al mundo.
Hay riesgos y, por este motivo, no puede darse este paso de manera apresurada y sin un apoyo del Estado. Un motivo para fortalecernos, potenciar ciertos sectores, crecer y generar más empleo. Es decir, una apuesta a ganar y no a perder.