La política fue la prioridad del Gobierno en los últimos ocho meses, pero tras el triunfo del sí en la consulta popular y referendo, el presidente Lenín Moreno no puede seguir postergando decisiones económicas que debieron aplicarse desde que arrancó su gestión.
Sectores productivos presentaron el año pasado propuestas para mejorar la producción del país, y grupos de economistas han hecho sus sugerencias. El Presidente ha escuchado y esta semana se prevé dar más luces sobre el manejo económico del país.
Se necesitan, al menos, definiciones en dos áreas: finanzas públicas y comercio exterior. El ofrecimiento de bajar el gasto público no se ha cumplido hasta el mes pasado. Mientras cae la inversión pública, el gasto corriente aumenta, al igual que la contratación de nueva burocracia. El endeudamiento viene aumentando a un ritmo superior al registrado en el Gobierno anterior, lo cual es preocupante e insostenible.
Con estos antecedentes, se espera que las primeras medidas económicas tengan como objetivo principal ordenar las finanzas públicas, transparentar las cifras y proponer un plan y creíble hasta el 2021. Caso contrario, se mantendrá el temor de que Moreno resulte igual que su antecesor, a quien
cuestionó por su manejo económico.
Antes de la consulta, el riesgo-país venía cayendo. El 2 de febrero llegó a 436 puntos, el más bajo en este Gobierno. La última semana subió 70 puntos y cerró en 506.
En comercio exterior, el Gobierno no solo necesita definir una hoja de ruta para los próximos tres años, sino alinear a sus ministros en ese objetivo. Hasta ahora, Cancillería tiene una visión que no coincide con la del Ministerio de Comercio Exterior.
El tema de fondo está en definir si se quiere o no un modelo de libre comercio. Y si la respuesta va por la apertura comercial, medidas como la tasa aduanera o el aumento de aranceles hasta los niveles permitidos por la OMC no tienen sentido, peor si se busca un acuerdo con EE.UU. o entrar a la Alianza del Pacífico.