Aislarse y perpetuarse

Como era previsible, las anteojeras ideológicas y los mensajes confusos de la Cancillería ecuatoriana terminaron por liquidar las posibilidades de un acuerdo comercial con la Unión Europea. En nombre del socialismo revolucionario y anti imperialista, el Gobierno ecuatoriano ha propinado un nuevo y duro golpe al aparato productivo nacional. Parecería que, más allá de los discursos políticamente correctos, la Cancillería buscó siempre este desenlace. Siguiendo los ejemplos de las diversas autarquías que existen y han existido en el mundo, nuestros revolucionarios buscan aislar al Ecuador  como el mejor camino para asegurar y perpetuar el poder personalista de AP. Las lecciones de Cuba, Corea del Norte y otras autocracias, prueban la eficacia del método.

Con un 14.2% del total de las exportaciones ecuatorianas, Europa representa el segundo mercado más relevante para el Ecuador. Si bien es cierto que los EE.UU. constituyen nuestro socio comercial más importante, Europa es el mayor mercado para las exportaciones no petroleras. La inserción de los productos ecuatorianos en Europa fue el resultado de una ardua y larga tarea empresarial. A pesar de la falta de apoyo estatal, algunos emprendedores ecuatorianos lograron penetrar en el difícil y exigente mercado europeo y competir eficazmente con productos de buena calidad que aportan divisas y numerosas plazas de empleo. Esto probó que nuestros empresarios, bajo  condiciones jurídicas y económicas mínimas, son capaces de luchar y triunfar en mercados complejos y saturados como el de Europa.

En la torre de babel llamada Cancillería, el Ministro y sus Subsecretarios entraron en contradicciones pueriles que terminaron por agotar la paciencia de los europeos y poner en entredicho la seriedad de nuestra diplomacia. Ahora, para lavar la imagen del Ecuador, el Canciller ha prometido un viaje a Europa para recuperar la confianza de la UE y  retomar los diálogos comerciales. Las cosas, sin embargo, no son tan sencillas. A más de las comprensibles molestias que las acciones erráticas del Ecuador han provocado, Europa enfrenta una difícil coyuntura que relega esta negociación a un plano inferior y casi irrelevante.

Queda demostrado que el Gobierno jamás tuvo intenciones sinceras de lograr un convenio con la UE. La supuesta negociación fue un simple baile de máscaras que buscó, desde el inicio, tener una coartada y trasladar la culpa a los otros. No hay duda alguna de que la política internacional del Ecuador busca crear un país autárquico, libre de contaminaciones occidentales.  Al limitar la interacción con las sociedades abiertas se repelen las influencias libertarias y se asegura el poder monárquico de los gobernantes del Socialismo del Siglo XXI. Fabricar enemigos externos para cohesionar al pueblo y perpetuarse en el poder es el método preferido por las autocracias.
clarreategui@elcomercio.org

Suplementos digitales