La depuración del Banco del Pacífico procede satisfactoriamente. Hay expectativas de venderlo hacia fines del año. El banco pertenece a la CFN, que también es propietaria de Seguros Sucre, que fuera subsidiaria del Pacífico.
Bajo Rafael Correa, el sector público debía forzosamente contratar sus seguros con Sucre, que se convirtió en la mayor aseguradora. Autoridades estadounidenses detectaron que se lavó dinero a través de Sucre. El presidente Lasso dispuso en junio 15 su liquidación y que el sector público no contrate más con Sucre. Ya van siete meses, y aún no se la liquida.
Sucre tiene todavía negocios por resolver. Tiene USD123 millones por cobrar en primas por pólizas colocadas y USD185 millones por recuperar de seguros cedidos a reaseguradoras. Por otra tiene pendiente de liquidar (y pagar) USD135 millones por siniestros, además de USD64 millones de otras cuentas. Son fuertes montos en operaciones no resultas con sus clientes estatales y con reaseguradoras del extranjero.
El liquidador deberá negociar con los reaseguradores internacionales para cobrarles, y desmadejar el hilo de la corrupción. Un intermediario extranjero de reaseguros confesó en EE.UU. haber pagado coimas a los entonces funcionarios. No basta nombrar liquidador a un experto contable para que concilie cuentas. Se trata por una parte recuperar dinero y por otra pagar a los clientes a los que se les debe indemnizaciones. La liquidación de Sucre necesita experticia internacional, como se hizo con el Pacífico para su valorización.
La CFN debió haberse hecho cargo de una liquidación voluntaria, pero transcurrió el tiempo y ahora le toca hacerlo a la Superintendencia de Compañías, que está acéfala. El nuevo Superintendente lo debe escoger el Consejo de Participación de la excelente terna enviada por el presidente, pero el CPCCS está paralizado por pugnas de poder. El presidente Lasso deberá cortar elnudo Gordiano y disponer que la liquidación se inicie de inmediato, de la mano de profesionales idóneos.