Fausto Segovia Baus

Poesía, Pessoa y pandemia

Un saludo a los lectores. Agradezco a las autoridades de El Comercio por la invitación a escribir en la página de opinión. Es un privilegio regresar a esta casa en la que me formé y aprendí a comunicar en las revistas Familia, Educ@cción, y los proyectos El Comercio de los Estudiantes y Últimas en la educación. En las siguientes líneas mis reflexiones sobre la poesía:

Admiro la poesía y los poetas. Dice el vulgo que “todos tenemos algo de poetas y locos”. Mi acercamiento a la poesía fue temprano, a la luz de las enseñanzas de los textos de gramática del santo Hno. Miguel y G.M.Bruño. Desfilaron Gabriela Mistral, con “Piececitos de niño”, los cuentos famosos de “Las leyendas del tiempo heroico”, de Manuel J. Calle, cuencano, y el “Canto a Junín”, de José Joaquín de Olmedo. No olvido sus estrofas que, cuando al recitar frente a compañeros, olvidé sus sonoros versos y quedé con la mente en blanco: “El trueno horrendo que en fragor revienta y sordo retumbando se dilata por la inflamada esfera, / al Dios anuncia que en el cielo impera. / Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta la hispana muchedumbre que, más feroz que nunca, amenazaba, / a sangre y fuego, eterna servidumbre, y el canto de victoria que en ecos mil discurre, / ensordeciendo el hondo valle y enriscada cumbre, / proclaman a Bolívar en la tierra árbitro de la paz y de la guerra…”.

Pasada la vergüenza, la poesía constituyó mi karma -creencia según la cual toda acción tiene una fuerza dinámica que se expresa e influye en las sucesivas existencias del individuo-. La desdeñé al principio y luego descubrí que la poesía tenía su encanto. Y me encanté con Pablo Neruda y su libro “20 poesías de amor y una canción desesperada”. Luego vivieron “El canto general”; y “Hojas de hierba”, del poeta estadounidense Walt Whitman.

Más aparecieron los griegos y romanos, los clásicos españoles, con Lope de Vega y “La vida es sueño”, y la inglesa, con William Shakespeare y “Hamlet”, y el más hermoso poema de amor de todos los tiempos: “El cantar de los cantares”. En el contexto latinoamericano es imposible olvidar a Jorge Luis Borges, argentino; Mario Benedetti, uruguayo; y Octavio Paz, mexicano; y en el ámbito ecuatoriano a Gonzalo Escudero, José J. de Olmedo, Jorge Carrera Andrade, Medardo Angel Silva, Ernesto Noboa Caamaño, Humberto Fierro, Arturo Borja, Alfredo Gangotena, Violeta Luna, Jorge Enrique Adoum e Iván Éguez, entre otros.

En pandemia descubrí a Fernando Pessoa, lusitano, quien, según los críticos, es uno de los poetas más importantes de todos los tiempos, porque posee una capacidad imaginativa sorprendente, es creador de ficciones y heterónomos –que contienen la verdad de las mentiras-, y donde en cada verso hay una novela en ciernes. Oigamos a Pessoa:“Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte. ¿Qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo?”.

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