Adiós a los horarios

‘Fuera exámenes, adiós a los horarios… y fin a las asignaturas, tal y como se han conocido tradicionalmente. Hablan de un cambio profundo, de dar protagonismo al alumno y de una evaluación que dependerá del conocimiento interdisciplinar de cada escolar”. Así Jesica Equisoain (lainformacion.com) informa sobre la aplicación de un desafiante proyecto de innovación educativa, “Horizonte 2020”, impulsado por la Fundación Jesuita Educación, en Cataluña.

La periodista cuenta que “la primera premisa pasa por transformar las aulas en espacios amplios, luminosos, coloridos y con un mobiliario adaptado a incentivar que los niños adquieran conocimientos haciendo proyectos conjuntos”... “se han derribado las paredes de las aulas, transformándolas en grandes espacios para trabajar. El profesor y las nuevas tecnologías adquirirán una presencia vital para que el alumno se convierta en un actor autónomo y con sentido crítico”. Se pasa de un modelo por materias a un modelo por temas. No hay deberes “ni preocupaciones por fechas de exámenes, pero tampoco de una hora estipulada para irse al recreo. Los alumnos comienzan el día con 20 minutos de reflexión y terminan con otros 20 minutos de discusión sobre el logro o no de los objetivos fijados”.

También nos relata que la metodología utilizada potencia la curiosidad y la creatividad. Se combina el trabajo individual y en grupo para lograr un mayor desarrollo de las inteligencias múltiples y la resolución de problemas.

El protagonista del proceso educativo es el alumno, los docentes acompañan y facilitan, las familias colaboran en un intercambio permanente con la escuela. El proyecto educativo desarrolla las capacidades intelectuales, afectivas y sociales. Apunta a que los estudiantes descubran su proyecto vital y sus responsabilidades sociales.

Ideas similares a las de esta reforma jesuita de Cataluña, circulan en estos días fuertemente en Finlandia, uno de los países mejor ubicados en las evaluaciones educativas del planeta, inspirando una nueva reforma educativa de cara al 2020.

Estas refrescantes noticias nos generan grandes dudas sobre nuestra tan publicitada “revolución educativa”. ¿Cómo se puede desarrollar la innovación en un modelocada vez más controlador y centralizado, donde el todo poderoso MinEduc asfixia cualquier iniciativa que se escape a sus estándares y controles? ¿Cómo rectores, directores y docentes pueden pensar en pedagogía si cada vez incrementan sus tiempos en elaborar planificaciones inútiles, llenar y firmar todo tipo de formularios? ¿Cómo desarrollar la creatividad en los estudiantes con decenas de evaluaciones, y materias con currículos extenuantes que conducen al viejo memorismo?

Ya llegará la hora de evaluar la enorme cantidad de dólares gastados en una dudosa calidad de la educación.

mluna@elcomercio.org

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