A más de las expectativas comerciales son las inversiones rentables las que debieran ser prioritarias si se logra finiquitar la negociación comercial del Ecuador con México. Ante tanta inercia económica ha llegado el momento de pactar un Acuerdo que sirva de atractivo principal para la transmisión de tecnología y de innovación, que mejoren la productividad del Ecuador hacia la modernidad y sirva para fomentar el aumento de exportaciones en productos importantes que necesiten un mercado abierto.
Si la apertura comercial de México es promisoria en productos relevantes, hay que actuar con pragmatismo frente a la negativa de México de incluir los camarones, producto que, en verdad, no necesita del mercado mexicano para progresar, toda vez que estamos exportando al resto del mundo más de 7 mil millones de dólares anuales.
Recíprocamente habrá productos exceptuados por el Ecuador, lo que es usual en este tipo de negociaciones comerciales, incluso en el caso de los países ricos.
Este pragmatismo es conveniente porque el Ecuador necesita nuevos mercados para atraer inversiones privadas. Actualmente hay relevantes inversiones mexicanas en telecomunicaciones y otras empresas en marcha que les dan buenas utilidades, pero ahora necesitamos inversiones rentables en empresas nuevas para incrementar el acervo económico del Ecuador. La concreción de éstas y el aumento del intercambio comercial son necesarios como está demostrando la aplicación del Tratado Comercial con la Unión Europea.
Este atractivo es más efectivo para inversiones serias, que dar subsidios a las empresas a través de exoneraciones del impuesto a la renta, cuyo monto para 2023 se calcula en la elevada suma de 2.671 millones de dólares, que equivale al subsidio a los combustibles, lo que es inequitativo y reprobable, más aún cuando en tres años de su vigencia no han entrado inversiones para empresas nuevas.