Cuando hoy el ministro de Comercio Exterior del Ecuador y la representante de la Unión Europea hagan el anuncio, se habrá formalizado la esperada noticia.
La información procedente de Europa ratifica que el próximo 11 de noviembre se sellará el Acuerdo Multipartes entre Ecuador y la Unión Europea. Entonces, solamente faltará un formalismo: la ratificación (ya acordada) por parte de los parlamentos del ente comunitario y de la Asamblea de nuestro país, así como la ratificación en la Corte Constitucional. El bloque estará monitoreando temas que le preocupan: fármacos, reaseguros y Código Ingenios.
El acuerdo es producto de una larga y tortuosa caminata por procesos que superaron las etapas técnicas de las negociaciones y, por qué no decirlo, los prejuicios y hasta posturas contrarias. El Gobierno las sorteó con la voluntad política del Mandatario, una vez que se vio la realidad y cuajó y convenció la idea de abrir un mercado gigante para los productos ecuatorianos.
Es verdad que Europa tiene una gran capacidad en la elaboración de productos y su ingreso al Ecuador puede modificar las condiciones del mercado interno, pero, sobre todo, amplía un mercado formidable para exportar y generar miles de plazas de trabajo.
Casi de inmediato se debiera emprender, como han hecho países vecinos, en una política de acuerdos parecidos para potenciar, por ejemplo, los mercados asiáticos que constituyen un futuro estratégico para el Ecuador.