Si hasta fines de abril no se da un acuerdo de último minuto entre las distintas fuerzas políticas para formar Gobierno, escenario que está prácticamente descartado por los mismos, partidos representados en el Parlamento, habrá nuevamente elecciones en España.
A diferencia de los sistemas presidenciales latinoamericanos, España cuenta con un sistema político de monarquía parlamentaria. Es decir, el Presidente del Gobierno español no es producto del mayor número de votos conseguidos en las urnas, sino de la votación mayoritaria del Parlamento. Por este motivo, el Presidente depende políticamente de la formación de mayorías en el Congreso.
En este caso, tras las elecciones del 20 de diciembre, en las cuales el voto se repartió en cuatro fuerzas políticas (Partido Popular –PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos), ha sido prácticamente imposible llegar a un acuerdo que permita designar al próximo Presidente del Gobierno. Y es que para ser investido presidente, el candidato requiere de una mayoría absoluta (igual o superior a la mitad más uno de los escaños, que en este caso hablamos son 175 votos), situación que ha sido harto difícil.
Es la primera vez desde el inicio de la “transición” en España que el proceso de investidura ha durado tanto tiempo. Y como parece que no saldrá humo blanco hasta fines de abril, tendrán que celebrarse nuevas elecciones el próximo 26 de junio.
Da la impresión que esta obstinación de los partidos a no ceder y permitir que haya habido un acuerdo para formar Gobierno ha estado sustentada en el supuesto de que la población mantendrá sus preferencias electorales e incluso podrán arrebatar más votos de las formaciones políticas rivales pero de la misma tendencia.
Mariano Rajoy, actual presidente del Gobierno y líder del PP, ha iniciado prácticamente su campaña electoral con duros ataques contra Albert Rivera, de Ciudadanos. Su crítica se ha enfrascado en el acercamiento que este partido de derecha ha tenido con el PSOE. De igual modo, Pablo Iglesias, de Podemos, con el afán de quererle quitar votos al PSOE, se ha adelantado a pronosticar un triunfo en los próximos comicios, gracias al acuerdo con Izquierda Unida – Unidad Popular.
No obstante, a más de un aumento del nivel de abstencionismo, lo que habrá en las próximas elecciones es un voto de sanción a la clase política, preocupada más por sus intereses que por los problemas que más aquejan a los españoles: la crisis económica y el aumento del desempleo.
Recientes encuestas muestran una caída en las preferencias de voto del PP, PSOE y Podemos. Dentro de cada una de las tendencias (derecha e izquierda) se está dando un desplazamiento del voto. Es decir, quienes votaron por el PP lo harán ahora por Ciudadanos (por la actitud pasiva de Rajoy para formar Gobierno). Y quienes lo hicieron por Podemos lo harán ahora por Izquierda Unida (por la intransigencia de Iglesias frente a los acuerdos). Veamos entonces qué sucede finalmente.