Acuerdo Comercial Multipartes

Al terminar la visita del ministro Patiño a la sede de la Unión Europea, en Bruselas, se informó que el Ecuador ha resuelto negociar un Acuerdo Comercial Multipartes que -las autoridades europeas han precisado- se sujetará al marco de los Tratados de Libre Comercio suscritos con Colombia y Perú.

Ha sido necesario que pasen cinco años para que el gobierno de Correa se resuelva a mirar objetivamente el panorama internacional y a reaccionar con realismo, colocando a los intereses ecuatorianos por encima de las preferencias ideológicas del régimen. En efecto, conociendo la oposición de Correa a los tratados de libre comercio, instituciones y personas respetables han venido sugiriendo que el Gobierno, dejando de lado las denominaciones de cualquier índole, concentre su atención en lo sustantivo: conversar, defender con firmeza y eficacia los intereses nacionales y llegar a un acuerdo con Europa.

Parece que esta acertada decisión del Gobierno permitirá abrir las puertas a un entendimiento serio. Esperamos que así sea. Para eso hacen falta algunas decisiones claves. La primera será confiar la negociación a un grupo de expertos, de técnicos en diplomacia y en negocios, dejando de lado a fundamentalistas ideológicos a quienes será necesario disponer que se abstengan de emitir juicios contrarios a la decisión adoptada en Bruselas. En segundo lugar, habrá que tener conciencia de que Europa no va dócilmente a doblegarse ante las tesis que presente el Ecuador, como tampoco deberá hacerlo el Ecuador frente a las europeas, pero que ni una ni otra posición implican una voluntad neocolonialista o, alternativamente, de sumisión. En la negociación no está en juego la soberanía sino los intereses que se expresan en el comercio y las relaciones económicas. La voz de los empresarios deberá ser escuchada.

Los negociadores y, sobre todo, las autoridades del Gobierno deben observar prudencia y parquedad en sus declaraciones. No se va a iniciar una lucha entre antiguos opresores y actuales rebeldes, entre el bien y el mal, sino una negociación en la que ambas partes tendrán que hacer concesiones mutuas. Lo que se debe buscar es la protección de los intereses ecuatorianos mirando al futuro. Firmados los acuerdos de Perú y Colombia con la Unión Europea y devenido inaplicable el sistema de preferencias generalizadas para el Ecuador, a partir del año 2014, habremos perdido competitividad en los mercados europeos.

Europa lo sabe y buscará usar esta circunstancia para obtener ventajas. La mejor estrategia para el Ecuador consistirá en actuar con claridad y buena fe.

Está bien que nos identifiquemos contrarios a todo “imperialismo”, pero estará mejor que, con nuestros actos, luchemos contra “la tontería fundamentalista”.

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