El 19 de diciembre de 2010, varios hombres abalearon al frente de su casa al general Jorge Gabela, que falleció a los 10 días. Se juzgó por el hecho y se sentenció a cinco personas. Pero la esposa del asesinado, Patricia Ochoa reclamó que “no se ha tocado a los autores intelectuales.” El gobierno de Rafael Correa manejó el hecho como un delito común, pero una revisión del crimen del general reveló que estuvo vinculado al negociado en la compra de los helicópteros Dhruv, a la que Gabela se opuso como comandante general de la FAE.
Helicópteros Dhruv, de fabricación india, con un historial de mal funcionamiento y accidentes, participaron en un concurso para adquisición, que se declaró desierto, cuando Gabela fue comandante de la FAE. Le sucedió el general Rodrigo Bohórquez que presidió un nuevo concurso. Los Dhruv ganaron y se compraron siete por $50’700.000, en 2008.
El 28 de octubre de 2009, cayó el primero de los cuatro Dhruv siniestrados en Ecuador. El ex comandante Gabela dijo que no se debió comprar el Dhruv porque “obtuvo el peor puntaje debido a su mala relación técnica-económica…” Ante una comisión de la Asamblea Nacional denunció que por sus críticas recibía amenazas de muerte y que estaba siendo vigilado por la FAE.
El gobierno hizo grandes esfuerzos para encubrir los hechos y por años, también bajo el siguiente régimen, no se permitió que se conociera un parte fundamental de un informe sobre el crimen preparado por peritos internacionales, que fue cerrado por la confidencialidad, y han tenido que pasar años para que deba ser conocida por disposición de la Corte Constitucional.
Luego del pronunciamiento de la Corte, una comisión especial fue nombrada para que conozca esa ocultada parte del informe y de ese modo se transparente, o se comience a transparentar, ese crimen perpetrado para ocultar la corrupción. Ojalá se acelere el funcionamiento de la comisión y la lucha por aclarar la muerte del general Gabela, sobre todo la de su valiente esposa, tenga resultados.