Ante el avance de la erosión regresiva del río Coca y el consiguiente peligro para los moradores de la zona y para la central hidroeléctrica Coca – Codo Sinclair, los tres oleoductos y la carretera Quito-Lago Agrio, los organismos nacionales vinculados con esta emergencia y autoridades de la provincia de Napo coordinan algunas tareas para enfrentar la acción destructiva de ese fenómeno natural, que se inició el 2 de febrero en la cascada San Rafael que desapareció aquel día.
Se informó que la Corporación Eléctrica (Celec) ha suscrito un convenio de cooperación con la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos; ha contratado con una firma consultora los estudios necesarios y ha creado una unidad ejecutiva para la realización de obras emergentes para la protección de la central hidroeléctrica.
Tras un deslave registrado el 22 de agosto, a la altura de la población San Luis, ubicada a 40 kilómetros de la cabecera cantonal El Chaco, las autoridades han entregado enseres básicos a los moradores de ese recinto y tienen listo un plan de evacuación en caso de que sea necesario.
Se han efectuado variantes de la vía Quito-Lago Agrio, del poliducto Shushufindi-Quito y de los oleoductos de crudos pesados y Transecuatoriano. Petroecuador, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y el Consejo Provincial de Napo han transportado piedras de gran tamaño hasta el lecho del río Coca y han construido muros de enrocado en el sector Piedra Fina. Además, tenían programada la colocación de contenedores rellenos de hormigón para resguardar el puente Ventana 2; etc.
Hay cierta discrepancia entre algunos técnicos sobre la gravedad del peligro para el sistema de captación de agua de la central hidroeléctrica.
Unos opinan que es preocupante por el incierto comportamiento del caudaloso río en los próximos días y otros sostienen que está fuera de peligro y clasifican como “infraestructura en zona de riesgo”. Más aún, consideran que la casa de máquinas, ubicada a 37 kilómetros, tiene menos peligro, entre otras razones porque es instalación subterránea.
Esta es una de las diversas vicisitudes que ha tenido desde sus inicios esta central, ubicada al nororiente del país; construida por la empresa china Sinohydro, con el costo de 2.245 millones, financiado en 80% por el Eximbank de China e inaugurada en Quito el 18 de noviembre de 2016, por los presidentes de China y Ecuador.
Teóricamente debía producir 1.500 MW, meta a la que no ha llegado y tan pronto como comenzó sus operaciones la Contraloría detectó innumerables fisuras en la infraestructura de la casa de máquinas, lo que es motivo de disputa.
De todas maneras, es la principal central del país y algunas plantas hidroeléctricas en servicio adolecen de inconvenientes técnicos, por lo que es fundamental preservar su funcionamiento, si no queremos volver a los racionamientos y apagones de ingrata recordación .