Se acaba la transición y…

La administración de justicia continúa en crisis en medio de la indefensión e impotencia de los ciudadanos. Debe reconocerse la entrega de recursos y el mejoramiento de la infraestructura, nuevos locales, adecentamiento de edificios; avance tecnológico, actualización de procesos y atención nacional, lo que estuvo en una situación deplorable.

La parte física ha mejorado, pero no es todo. Lo fundamental es el recurso humano, el mejoramiento de la calidad e independencia de los operadores de justicia y cumplir los postulados pendientes del Consejo de la Judicatura de Transición: “por una justicia oportuna y transparente”, con ejes del fortalecimiento institucional, el talento humano, el modelo de gestión, la infraestructura civil y tecnológica, entre otros. Inició su trabajo el 26 de julio del 2011, firmó contratos, le quedan 3 meses y medio impostergables y la crisis sigue.

Una de tantas preguntas que flotan: ¿en qué ha quedado el despacho ágil y oportuno de todos los procesos? Fui testigo cuando, con ocasión del Día de Chile, en el Centro de Arte Contemporáneo, un reconocido y respetable jurista le planteó al Presidente de la Judicatura de Transición la deplorable situación de los Juzgados de Trabajo.

Basta visitarlos y corroborar lo que pasa en ese sector judicial. Hay ciudadanos que llevan más de un año con sus causas y luchan por una fecha para la segunda audiencia. A unos les dieron cita para después de un año y otros esperan impacientemente sentencia en medio del drama humano por la situación laboral en la que cayeron.

Es loable y necesario depurar la administración de justicia, como han hecho parcialmente, cuando hay motivación para ello. Empero, contrasta la agilidad con la que han actuado para destituir jueces y juezas que se “atrevieron” a no fallar a favor de las demandas oficiales o que intentaron investigar hechos irregulares como el caso Cofiec y el crédito de USD 800 000 sin garantías a un extranjero que no ha pagado, aunque para ello exhiban justificativos, como si los ecuatorianos no se darían cuenta. Otros, premiados en cortes con cargos por su actuación a favor de las demandas del poder (caso El Universo).

Lo fundamental es el recurso humano y la independencia, hoy hipotecada con un Consejo identificado con el Régimen. Qué se logra con el mejoramiento de la infraestructura con jueces antiguos confirmados –unos cuestionados por sus acciones-, otros temporales, suplentes o encargados y finalmente nuevos, que actúan en una sola dirección y en contra de quienes no se someten al poder? La Constitución que le hicieron aprobar al pueblo consagra, como primer punto: los órganos de la Función Judicial gozarán de independencia interna y externa y toda violación a este principio conllevará responsabilidad administrativa, civil y penal. ¡Otra letra muerta!

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