El presidente de Brasil, Michel Temer, ha anunciado que no sólo declina su candidatura para las próximas elecciones presidenciales de octubre, sino que brindará su apoyo explícito al ingeniero Henrique Meirelles, aspirante a llegar al Palacio de Planalto por el “Partido del Movimiento Democrático Brasileño” (PMDB).
Ahora bien, ¿en qué medida lo ayuda que un presidente tan impopular y que goza de un nivel de rechazo que supera el 70%, le brinde su apoyo?, ¿puede serle beneficioso, o más bien contraproducente?
Estas preguntas se repiten en diversas latitudes a la hora de discutirse las sucesiones presidenciales. Y pasa porque muy a menudo, el apoyo de quien ostenta los resortes del poder estatal tiene como contracara el condicionamiento. Por ello, hay candidatos que preferirían no recibir el apoyo de quien gobierna; no solo por el riesgo de que le reste votos en caso de mandatarios que dejan el poder con altos niveles de desgaste, sino también por la imposibilidad de construcción de un posicionamiento y una imagen propia.
En este marco, el desafío de Meirelles no es menor, y radica en gran medida en diferenciarse simultáneamente del favorito y encarcelado Lula Da Silva, y del gobernante e impopular Temer. Lo primero le permitiría capitalizar los votos anti-PT, y lo segundo interpelar a votantes independientes y desencantados con los casos de corrupción que involucran a los ex gobiernos de Lula y Rousseff. Y todo, mostrándose como más moderado que el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien apela a una campaña de miedo.
Sin dudas, un desafío titánico para este experimentado ex banquero, de gesto adusto y escaso carisma, que según las encuestas tiene apenas un 1% de intención de voto. “Muchos nunca escucharon mi nombre”, se sinceró Meirelles, que señala que su postulación no tiene techo.
Debe recordarse que el aspirante del PMDB fue Presidente del Banco Central en el gobierno de Lula. Sin embargo, cualquier punto de contacto con el PT se derrumba por su cada vez más inocultable cercanía a Temer, de quien fue Ministro de Hacienda y, como tal, artífice de un ajuste feroz que incluyó el congelamiento del gasto público y una reforma laboral impiadosa.
La chance de Meirelles, favorito de los mercados, pasa por cerrar un acuerdo con los grandes actores económicos que le permita construir -con el apoyo de los grandes medios de comunicación- una candidatura competitiva, susceptible incluso de aglutinar en una alianza de centro a los conservadores del DEM y a los socialdemócratas del PSDB.
Más allá de las especulaciones, lo cierto es que en este escenario en el que el tiempo apremia, el apoyo de Temer parece ser más un “abrazo de oso” que un espaldarazo a su candidatura.
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