Convocado a rendir versión (declaración) en una Fiscalía de Carcelén, se preguntó: ¿Dónde se ubica? “Facilito”, le informan: vaya a la calle Tadeo Benítez y Joaquín Mancheno; de allí hasta el redondel de Los Caracoles, continúe por la derecha hasta el semáforo; otra vez a la derecha y avance cinco cuadras. ¡Ahí está la casa de la Justicia de Carcelén!
En Quito hay la Fiscalía General en el edificio que ocupó la Embajada Americana, avs. Patria y 12 de Octubre. En la misma av. Patria, esquina con la 9 de Octubre, hay otro y de varios pisos. Más allá, en la calle Roca, otro edificio, con 9 pisos. Pero también hay uno de Fiscalías en la av. Eloy Alfaro.
En ocasiones se acude a las Fiscalías ubicadas en el centro de Quito, Casa de las Tres Manuelas. Pero también hay otra Casa de las Tres Manuelas en Quitumbe, av. Mariscal Sucre y Meza …“entrando por la calle Emilio Uzcátegui”. Otro más, en el Centro Comercial La Manzana, calle Venezuela.
El Palacio de Justicia de Quito, de la av. 6 de Diciembre, ha alojado y aloja actualmente numerosos juzgados de lo civil, penal y de tránsito, pero muy pronto los trasladarán a otro lugar, que aún no se conoce. Este edificio, según se sabe, será adecuado para oficinas de los vecinos, Legisladores de la Asamblea Nacional, que perciben miles de dólares mensuales de sueldo y necesitan más y más espacio para sus menesteres.
También hay juzgados de Garantías Penales en el edificio Benalcázar Mil y en un edificio de la calle Julio Tobar Donoso. Los juzgados de la Niñez y Adolescencia han ido a parar en otro lugar, igual que los laborales.
En este fracturado escenario, cuán complicada es la situación de los abogados dedicados al litigio. En tiempo no lejano, cuando otorgaban el título, el diploma incorporaba esta distinción: “En tal virtud, todas las autoridades le tendrán y reconocerán como tal abogado, guardándole y haciendo se le guarden los honores y privilegios que corresponden sin ponerle obstáculo en el ejercicio de su profesión”.
Hoy deben ir de un lugar a otro, consumiendo tiempo y energía, pues en el litigio penal deben atender personalmente el desarrollo del expe-diente.
El trámite en fiscalías y juzgados continúa dilatado y difícil, pero no atribuible a fiscales, jueces y más “operadores”; porque pese a todas las buenas intenciones y al avance de lo que llaman “revolución ciudadana”, los casos que a ellos llegan para despacho son tantos, que es imposible una atención más expedita.
Ni siquiera el invento del año 2009, con el Código Orgánico de la Función Judicial, constituye gran ayuda, pues hay jueces titulares, temporales y encargados, sometidos a juzgamiento por las mil y una quejas que los litigantes presentan contra ellos y que ocupan su tiempo en desvanecer las acusaciones.
¿Busca justicia rápida? ¡Vuelva mañana; …o algún día!