Hay clamor en Quito por la grosera elevación del impuesto predial del año 2018. Las versiones que se escuchan son tantas y tan graves que constituirían un golpe demasiado fuerte a la clase media; pues a los de pocos recursos la elevación sería tolerable. De un golpe como éste, muchos de la clase media engrosarán el inmenso núcleo de los pobres, mientras las autoridades de la burocracia dorada hacen cálculos y más cálculos, sin siquiera conocer o realizar una inspección de los predios.
Es tan duro el golpe económico que por los nuevos impuestos que en el año pasado se pagó menos de mil dólares, por el actual habría que pagar USD 5 550 . Y es el mismo bien raíz cuyo tamaño no ha crecido; cuyas casas de habitación familiar construidas hace 40 años, están envejecidas y necesitan mejoras que, en esta época, cuestan mucho dinero.
Solo una voz se ha hecho escuchar públicamente por esta elevación, ofreciendo revisarla: la del alcalde Mauricio Rodas.
Si no recordamos mal, los habitantes de Quito elegimos unos personajes para asambleístas por Pichincha, advertido que su votación fue decisiva para que estén en el poder. Elegimos también otros personajes que conforman el Concejo Municipal. Probablemente expresan su criterio adverso en privado, ya que públicamente no se los escucha ni a los unos ni a los otros, hasta el jueves pasado.
Están encareciendo tanto toda suerte de impuestos que el negocio inmobiliario se torna muy difícil. El vocero de la Asociación de Promotores Inmobiliarios del Ecuador, Jaime Rumbea, advierte: … “actualmente una persona interesada en adquirir una vivienda paga cerca de 12 gravámenes”.
La presidenta del grupo Heller, Consultora Inmobiliaria informa que la elevación de los impuestos prediales aumentará también el 1,5 por mil del impuesto al patrimonio; que las primas de los seguros subirán para la promoción inmobiliaria y una serie de dificultades nuevas que crean obstáculos para conseguir crédito dedicado a la compra de vivienda.
En la burocracia bien pagada, las preocupaciones son otras: no la suerte de los habitantes, en este caso, de Quito. Se han organizado en 40 grupos para “luchar” por el Sí en la Consulta del próximo mes; y otros más, para “luchar” por el No. Su mente, esfuerzo y preocupación están en la actividad electoral: el golpe económico a los propietarios de vivienda, seguramente no les interesa.
Dentro de esa preocupación central, al contrario se registran actos de lucha interna. Ya aparecen candidatos para la Alcaldía de Quito. No sería extraño que se propongan eliminar al actual alcalde para colocar a otro en su lugar hasta completar el periodo. A esto ahora le llaman “golpe blando”; antaño, se lo calificaba de “serrucho” .
¿Quién encabezaría resistencia organizada y práctica contra este despropósito?