I Las confusas respuestas de Abad: Ante la pregunta del periodista L. Artieda ¿si le concedería el indulto a Correa de llegar a la presidencia?, la respuesta de la vicepresidenta Abad fue ambigua, ya que inicialmente cerró la posibilidad, pero a renglón seguido la abrió indicando “…lo que tenemos que ver es, si esa justicia actúo bien o actúo mal…”; es decir, respondió con un no, pero también con un sí y, a la vez con hacer todo lo contrario…??Salta la duda si las confusas respuestas fueron ¿fruto de no entender las preguntas, del desconocimiento de las características del indulto, o del cálculo político o de todas juntas u otras…? Posteriormente, en otra entrevista, indicó que, toda vez que en su proyecto político no se contempló indultar, no lo haría…
II ¿Se puede indultar a Correa?, a) Si entendemos como “su proyecto político” el plan de gobierno del en su momento binomio Noboa – Abad, resulta difícil entender la razón de su respuesta, ya que normalmente no se incorpora algo así. Por otro lado, la aparente bola que habría sido echada a rodar desde Carondelet, en el sentido de que Abad buscaría indultar a Correa, es forzada y errada, como es la respuesta de la vicepresidenta (la del no, pero sí), toda vez que, por un lado, a Correa nunca le ha interesado el indulto, ya que beneficiarse de este implicaría “solamente” la rebaja o condonación de la pena – algo no relevante cuando vive en Europa y viaja por el mundo – pero no la eliminación del delito y, por ende la aceptación del delito implicaría – algo sí relevante para él – su muerte política, ya que le inhabilitaría de por vida a volver a ser candidato a cualquier dignidad, lo cual no estaría en sus planes, hasta el momento por lo menos. He ahí la razón, por la cual el correismo busca, en lo local, tumbar los juicios condenatorios en su contra, vía recursos extraordinarios de revisión. b) El indulto, siendo facultad presidencial, no se puede basar en “revisar si la justicia actúo bien o mal” como lo expresó Abad; sino, en atender razones humanitarias para efectos de concederlo o no; con mayor motivo existiendo separación de poderes. c) Objetivamente Correa no es sujeto de indulto, ya que no cumple los requisitos para poder serlo; los cuales son: c1.- Encontrarse privado de la libertad (cosa que no lo está, es más, está fugado) c2.- Buen comportamiento dentro del centro de detención (tampoco cumple, peor afuera, valga la digresión). c3.- Razones humanitarias, por ejemplo, en el caso de una enfermedad terminal, que tampoco aplicaría.
III En política todo puede pasar: El oficialismo no atina la manera de deshacerse de la vicepresidenta; y, toda vez que, la posibilidad de reconciliación pese a ser necesaria en función del país, es distante por los resentimientos y egos de por medio, una de las alternativas en el tapete de las posibilidades pudiera ser, intentar la destitución de Abad vía asamblea – acción por cierto contra el tiempo, apresurada y forzada – para lo cual el oficialismo necesitaría el voto de asambleístas (que no lo tiene). En dichas circunstancias – y quien sabe en otras, como por ejemplo apalancarse en el correismo para poder llegar a la presidencia en caso de licencia de Noboa – Abad pudiera a cambio de apoyo, caer en la tentación de ofrecer el indulto, pero a favor de Glas; y, así, en ese escenario de conveniencias personales y no nacionales, enmarcadas en el marco de la desesperación de lado y lado, un acuerdo entre la vicepresidente y el correismo pudiera tener infortunadamente sentido. Esperemos que no.
En fin, Abad, desde la posesión, sino desde antes, tan cerca de todo y a la vez de nada…