Difícil entender la retórica contra los medios de comunicación, si, hoy por hoy, los medios son los mejores aliados del Régimen. El Gobierno marca la agenda de los medios: si el Presidente habla de los toros, todos los medios hablan de los toros; si se le ocurren los calefones, todos hablan de los calefones en primera página; si mañana habla de los gallos, todos hablan de los gallos; si el tema de la semana son las invasiones, todos los medios corren a las invasiones; si es la mala atención en los hospitales y el Gobierno se da cuenta de ello, todos los medios publican una y mil notas sobre los hospitales. Eso sí, mientras dura la noticia’ aunque los hospitales sigan enfermos (o lo hayan estado desde mucho tiempo antes a la declaración de emergencia del Mandatario), o aunque en las villas miseria que son las invasiones se siga viviendo, sin luz o alcantarillado y en condiciones infrahumanas. El Gobierno hace noticia. Y la prensa, que se dice independiente, corre tras esa noticia, ayuda a que crezca como espuma de cerveza. Pasadas unas semanas, la noticia se vuelve un corto y luego, desaparece.
En una entrevista aparecida esta semana en el diario oficial El Ciudadano, uno de los publicistas de Carondelet decía que “el 99,9 por ciento de los periodistas son decentes y honestos”, aunque el Gobierno lleve cuatro años tildando a la prensa de corrupta y mentirosa, mentirosa y corrupta.
Pocos medios tienen agenda propia, desmarcada del calendario oficial y de los anuncios sabatinos. Pocos medios generan debates propios. Pocos medios hacen real investigación o seguimiento noticioso. Pocos se refieren a la realidad cotidiana o dan voz a los sin voz. Seguramente son tan pocos que hacen parte del 0.1 por ciento que queda, aún, marcado con la etiqueta de corrupta, infame y mentirosa.
El mismo funcionario dice que al menos dos medios son “sicarios de tinta y mercaderes de la información porque asesinan la verdad por interés comercial”. Curiosa declaración: lo dice un publicista, experto en comunicación y marketing, que sabe cómo vender un producto, una marca. Entre sus grandes logros está, por supuesto, que lo que diga o haga el Gobierno se vuelva noticia de primera plana, titular de agencia de prensa internacional e incluso, conversación de cafetín o de sobremesa familiar. Buenos periodistas son, según él, quienes siguen al Mandatario en sus recorridos, se hacen eco de sus declaraciones, colocan en primera plana cada paso, cada oferta, cada declaración, cada inauguración, cada viaje, cada palabra sabatina e incluso, cada polémica o debate que el Gobierno ponga en el tapete. En eso consiste, precisamente, el trabajo de marketing.
Evidentemente hay que aplaudir su eficacia. Uno de los mayores triunfos del Gobierno es ese: comunicación eficaz y al 99,9 por ciento’