Merece atenta consideración que 720 000 ecuatorianos, básicamente jóvenes, hayan suscrito oposición para explotar el petróleo del parque Yasuní. Ellos forman parte del colectivo Yasunidos que plantea una consulta popular para evitarla, mientras hay otro sector que vota porque se realice esa explotación para atender problemas económicos de la Amazonia, de donde se ha extraído petróleo por años y solo ha merecido atención ciertamente escasa.
Tanto joven actuando en defensa de la naturaleza, nos hace presumir que en nuestro querido Ecuador la conciencia sobre el cuidado del medio ambiente, al que se le otorga derechos, ha crecido sustancialmente. Ya en la Constitución de 5 de junio de 1998 constó toda una Sección bajo el título “Del medioambiente”. El Art.86 establece: “El Estado protegerá el derecho de la población a vivir en un medioambiente sano y ecológicamente equilibrado” … “Velará para que este derecho no sea afectado y garantizará la preservación de la naturaleza”En la Constitución vigente desde el 20 de octubre del 2008, se introdujo un avance mayor, pues dedicó todo un capítulo, a partir del Art.71, bajo el título “Derechos de la naturaleza”.
A nivel mundial, la preservación del medio ambiente cuenta con dos precedentes fundamentales: la Declaración de Estocolmo, del año 1972; y la que mayores frutos ha producido, la de Río de Janeiro Sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, de 5 de junio de 1992.
Más de 700 000 ecuatorianos componen ahora una organización encargada de velar por estos principios constitucionales y mundiales. Se asemeja a un ejército de salvación para la pobre naturaleza, tan deteriorada, tan abusada, tan maltratada, particularmente cuando de ella se trata de obtener réditos económicos y riqueza sin límite.
En las universidades ecuatorianas, es notoria la presencia de jóvenes que no llegan a los 40 años, hombres y mujeres especializados en estas materias, con conocimientos amplísimos del Derecho Ambiental en todo el mundo, con conexiones a organizaciones similares en muchas partes y que están produciendo obras de verdadero valor científico. Es un bullir de talentos, de preocupaciones y de entrega a esta noble causa.
Con la presentación de estas 720 000 firmas, es lógico esperar su actuación respecto a otros programas que puedan dañar más a la naturaleza ecuatoriana. Se producirá, indudablemente, un choque entre estos ideales y la necesidad de dinero explotando petróleo y minas en diversas zonas de nuestro país.
El Jefe del Estado estima que un porcentaje de las firmas presentadas por Yasunidos, incluirá errores que el Tribunal Electoral no las aprobará. Pero 720 000; o 600 000; o 500 000, constituyen una fuerza nueva que, por ser básicamente juvenil, no podrá ser desatendida o menospreciada.