Mañana se celebra una de las fechas más lindas del año: el día de los Santos Inocentes. Andar tomando el pelo a medio mundo es una delicia, siempre y cuando sea un solo día al año, no como ocurre en este país, donde tal vez deberíamos crear un día de tregua, en el que las autoridades dejen de lado la burla inmisericorde a la población.
La semana pasada nomás, el Gobierno dio otra muestra de cómo aquí la celebración del día de los Inocentes es rutina. Impulsar con ímpetu, Presidente de la República a la cabeza, el ingreso del Ecuador al Mercosur, mientras aún no se define el futuro de la negociación de un acuerdo comercial con la Unión Europea, es una inocentada que pone en aprietos al más creativo de los bromistas.
En términos comerciales, el Mercosur es insignificante frente a la Unión Europea, además de menos conveniente. Mientras al Mercosur va el 2% de las exportaciones ecuatorianas no petroleras, a la Unión Europea se dirige el 29%. Mientras con el Mercosur tenemos un déficit comercial crónico que se ha agudizado a lo largo de la última década, con la Unión Europea mantenemos un superávit. Mientras en el Mercosur se producen bienes que compiten con la producción ecuatoriana, con la Unión Europea tenemos un comercio complementario.
La prioridad de negociar un acuerdo comercial con la Unión Europea resulta evidente si se toma en cuenta que las preferencias arancelarias que ésta otorga al Ecuador seguramente fenezcan en 2013 y que importantes competidores nuestros, como Colombia, el Perú y Costa Rica, ya suscribieron acuerdos con aquel bloque económico. Así, sectores como el bananero, floricultor, camaronero y atunero, que generan hartos puestos de trabajo, se afectarán.
Por su parte, el ingreso al Mercosur no traería mayor provecho, puesto que en ese mercado ya existe entrada libre para un número importante de productos ecuatorianos. Pero sí habría riesgos. En primer lugar, el Ecuador tendría que adoptar el Arancel Externo Común del bloque, lo que encarecería el costo de materias primas que importamos para la producción nacional: el 91% de las materias primas que tienen un arancel del 0% en el Ecuador está grabado con aranceles que van del 2 al 26% en el Mercosur. En segundo lugar, al ser parte del Mercosur se supeditaría la negociación con la Unión Europea a una decisión del bloque; pero como éste no suscribirá un acuerdo con la Unión Europea en un futuro cercano, miles de puestos de empleo se verían amenazados.
La decisión de dar prioridad al ingreso al Mercosur sobre la negociación con la Unión Europea demuestra que la política comercial ecuatoriana carece de estrategia y no está definida en función de los intereses del país. Es un ejemplo más de que lo que mañana se celebra en gran parte del mundo, en el Ecuador es pan de todos los días.