El crecimiento del Ecuador durante el próximo año, si llega a darse, dependerá del desempeño del comercio exterior, lo que demandaría un giro en el modelo económico vigente.
El acuerdo de libre comercio que arrancó ayer con la Unión Europea no es compatible con el modelo de desarrollo que ha regido durante la última década, caracterizado por las restricciones a las importaciones.
Paradójicamente, el Gobierno espera que ese acuerdo comercial empuje la economía este año a través de mayores ventas al bloque europeo. La proyección de las autoridades es que las exportaciones crezcan 11,9% este año, empujadas también por un incremento de las ventas petroleras.
El crudo nacional se cotiza actualmente sobre los USD 40 por barril y se espera que permanezca estable durante el presente año.
Las importaciones crecerán, según el Gobierno, a una tasa menor: 6,9%, lo que dejará un saldo positivo en la balanza comercial que se reflejará en el crecimiento del PIB.
El Banco Central del Ecuador proyectó una tasa de crecimiento económico de 1,42% para este 2017, marcando una diferencia con las proyecciones de organismos internacionales como la Cepal, el FMI o el Banco Mundial, que anticipan una nueva recesión para este año o, en el mejor de los casos, un estancamiento económico.
En el caso de las proyecciones oficiales del Gobierno, el comercio exterior será el único motor que impulsará la economía nacional este año. El resto están prácticamente apagados.
La inversión y el consumo, tanto de los hogares como de las administraciones públicas, caerán este año 5,2% y 0,46%, respectivamente, lo cual arrastra el PIB a la baja.
Bajo ese panorama, la economía nacional queda en manos del sector externo, cuyo desempeño puede ser menor al proyectado por dos razones. Uno: los beneficios del acuerdo comercial con la UE suelen tomar un tiempo hasta que se reflejen en mayores exportaciones. Dos: el país se comprometió con la OPEP a bajar su producción petrolera este año.