Si bien 1492 es recordado como la fecha en que Cristóbal Colón “descubrió” América (sin saberlo), el año tiene mucha más trascendencia de la que se suele contar para la consolidación de la Corona española, que llegó a ser el más grande imperio del mundo, prácticamente por las siguientes tres centurias.
Antes de que Colón zarpara del Puerto de Palos, el 3 de agosto de 1492, sucedieron por lo menos dos hechos fundamentales para la consolidación de lo que, con el paso de los años, se convirtió en el imperio español, gobernado entonces por Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, quienes colocaron a la religión católica como el pilar de su poder y el eje de unión entre sus reinos.
El 2 de enero, apenas iniciado el año, se firmaron las Capitulaciones de Granada, que representaban el fin de una guerra que había durado diez años por el control de esa parte de la península, y que consolidaba la ‘Reconquista’, un proceso de prácticamente dos siglos, que terminaba con la integración a Castilla del último reino musulmán en la zona ibérica.
El entusiasmo por el triunfo sobre los musulmanes y las convicciones religiosas de los reyes llevaron a que, en menos de tres meses, marzo de 1942, firmaran también el Edicto de Expulsión de judíos y judaizantes (conversos al catolicismo que mantenían sus antiguas convicciones religiosas), preparado por el inquisidor Torquemada, que determinó la salida de más de 150 mil personas de sus reinos, además de juicios inquisitoriales para la persecución de los herejes.
Solo entonces, y bajo el ofrecimiento de Cristóbal Colón de que en las nuevas tierras por conquistar los reyes podrían difundir la religión católica, se concretó la posibilidad de su viaje, que llevaba más de seis años en conversaciones. Es así que en abril se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe entre los reyes católicos y el almirante, quien el 12 de octubre tocó tierras americanas, momento que varios estudiosos consideran el inicio de la globalización.