Ordenanzas de Quito y Rumiñahui prohíben la venta ambulante y los criaderos clandestinos. Sin embargo, la práctica persiste pese a los controles. Foto: AFP.
Encontrar cachorros abandonados en basureros, mercados y costales se volvió parte del día a día de Ana Mejía. Desde hace ocho años se dedica a rescatar animales en el cantón Rumiñahui. Hasta hace poco, uno de los problemas más grandes que se encontraba en este sector era la venta ambulante de perros y gatos en el espacio público y ferias.
“Ahora hay más control, pero no ha dejado de ocurrir”, cuenta Mejía. Desde hace un año, el Municipio de Rumiñahui incrementó los controles, pero la venta continúa de forma “camuflada”, dice la rescatista. Esconden a los animales bajo puestos de frutas y verduras y cuando algún cliente pide, los sacan y comercializan.
En el Distrito Metropolitano de Quito también existe esta problemática. La Agencia Metropolitana de Control (AMC) realiza inspecciones por denuncias de maltrato animal. En 2017 se realizaron 1 397 inspecciones, cuatro de ellas fueron para controlar criaderos clandestinos y venta de cachorros sin autorización.
En septiembre del 2017 se realizó un operativo en el mercado Santa Martha (Chillogallo). En este lugar se realizaba una feria de venta de mascotas. Del operativo se rescataron 24 perros y 12 gatos que iban a ser vendidos.
La Agencia Metropolitana de Control actúa en base a denuncias ciudadanas. Durante el 2017 realizaron cuatro inspecciones relacionadas a la venta ambulante y criaderos clandestinos. Foto: Cortesía AMC
En octubre del mismo año se realizó una inspección en un criadero clandestino de American Bully y Bulldog en San Antonio de Pichincha. Se rescataron cinco cachorros y una hembra adulta. Ese mismo mes se hizo una intervención a una “camioneta que transportaba cachorros, presumiblemente para su venta clandestina en Quitumbe“, informó la AMC. De esta acción se rescataron 28 cachorros mestizos.
En noviembre del 2017 se realizó otro operativo. Llegó una denuncia de un domicilio en el que presuntamente se estarían criando perros tipo pitbull. Los agentes de la AMC rescataron cuatro canes (una hembra y tres machos que eran utilizados como reproductores).
Las condiciones de estos animales no son las adecuadas y en la mayoría de casos no se respetan las cinco libertades del bienestar animal. De hecho, la Ordenanza 0048 del DMQ y la 007-2014 del cantón Rumiñahui prohíbe la venta ambulante de animales. El origen de estos animales también es otra parte del problema para los rescatistas. Muchos de ellos provienen de criaderos clandestinos.
Estos lugares son conocidos como ‘fábricas de cachorros’ por una razón: la reproducción es descontrolada. “Son criados para la venta y viven en espacios muy pequeños e insalubres. No reciben afecto, ejercicio ni atención veterinaria adecuada. Cuando los reproductores ya no pueden producir más cachorros son abandonados o sacrificados”, relata la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad Con los Animales (Aspca).
Según la ASPCA, los animales de las fábricas de cachorros viven en condiciones insalubres, en espacios muy pequeños y sin protección contra enfermedades. Foto: Cortesía AMC
Muchos de los cachorros se venden enfermos y varios mueren a los pocos días en sus nuevos hogares. No reciben vacunas ni desparasitaciones, por lo que pueden contagiarse rápidamente con enfermedades graves, reflexiona Juan Carlos Ruales, director de eventos y exposiciones de la Asociación Ecuatoriana de Registros Caninos (Aercan).
El trato que reciben los animales reproductores es otra de las problemáticas de este mercado. Las principales afectadas son las hembras. En algunos casos sufren desnutrición, infecciones o cáncer.
Para Raquel Luna, médica veterinaria y criadora de la raza springer spaniel, es necesario hacer una diferenciación entre las ‘fábricas de cachorros’ y los criaderos responsables. “Un criador consciente lo hace por amor y afición a la raza y a los perros. Sabemos que esto no nos va a dar un rédito económico porque mantenerlos es costoso”, cuenta. Tampoco abandonan a los animales de edad avanzada: “el mayor de mis perros tiene 13 años y sigue conmigo”, cuenta la experta.
La cría responsable, concuerdan Ruales y Luna, se hace bajo normas y parámetros de bienestar animal. Las hembras deben procrear un máximo de una camada por año. Según los registros de esta institución, la mayoría de criadores tiene un máximo de dos camadas en la vida del animal.
Para Luna, la venta ambulante y las fábricas o granjas de cachorros no afectan directamente a los criadores responsables. “Nos afecta a todos como sociedad porque existe abandono, animales enfermos y maltrato”, asegura.
Las soluciones que se plantean son similares a las pensadas para frenar otro tipo de problemas de fauna urbana. La identificación, la esterilización, la educación y las sanciones más severas al maltrato son los pedidos de los defensores de los animales.
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