Los perros que constantemente arrastran su trasero en el piso, o lamen el área de su cola pueden necesitar un drenaje de las glándulas perianales. Este es un procedimiento rutinario, pero se complica cuando esta zona sensible no es tratada a tiempo.
Renán Mena, docente de la cátedra de Medicina y Cirugía de Pequeñas Especies, de la Universidad Central del Ecuador, explica que las glándulas perianales tienen el tamaño de una canica y se encuentran en la región baja del ano.
Estas producen un líquido que permite que las mascotas defequen sin problemas. El fluido se va drenando continuamente, pero en ocasiones las glándulas lo almacenan por más tiempo y empieza a cambiar de características. Este se vuelve más denso y puede producir infecciones.
Para evitar complicaciones, Mena explica que cada mes se debe realizar un drenaje de las glándulas. Este proceso consiste en presionar los dos lados del ano con una gasa o toalla para extraer este líquido.
Los veterinarios suelen hacer este procedimiento en las consultas de rutina o también lo realizan en los centros de estética o peluquerías caninas.
Emiliano Tepú, veterinario especialista en dermatología, considera que el drenaje debe estar a cargo de un profesional que conozca cómo aplastar correctamente esta zona. Si se utiliza mucha fuerza, puede causar una lesión que requiera un tratamiento veterinario.
En el caso de que sea una infección avanzada, se recomienda que el proceso sea realizado por un veterinario. Para evitar que los casos se agraven, es importante que los propietarios incorporen la revisión de las glándulas perianales a la rutina de limpieza y estén atentos a los síntomas.
Tepú dice que uno de los signos más frecuentes es la inflamación de esta área. Además, cuando esto ocurre, las mascotas empiezan a lamerse constantemente la zona del ano y se arrastran en el suelo, como si les picara el trasero.
En otras ocasiones, el mal olor es un síntoma de que existen problemas en esta área. A pesar de que lo bañen, este aroma proviene de las glándulas, e indica que es necesario extraer el líquido. En casos más graves, explica Mena, las mascotas empiezan a tener problemas al momento de la defecación, como dolor y fiebre.
Incluso, puede aparecer una fístula, que es cuando se rompe la pared del tejido, lo cual afecta la piel y elimina el fluido sin control. Esto produce mucho dolor a las mascotas. En estos casos, el procedimiento se complica y los veterinarios deberán sedarlo para realizar la limpieza de manera adecuada y sin riesgos para el animal.
En este tipo de situaciones es necesaria la presencia de un especialista. Si lo realiza alguien sin experiencia, puede destruir el tejido y ocasionar sangrado. Ambos veterinarios coinciden en que la prevención es lo más importante. Tepú dice que se puede drenar las glándulas cada 15 días, si es realizado por un especialista.
Los perros pequeños, generalmente, tienen menos problemas de este tipo, ya que acuden frecuentemente a las peluquerías y a los chequeos veterinarios. Mena advierte que hay que tener más cuidado con las razas grandes.