Los perros tendrían fases del sueño similares a las de los humanos, según especialistas. Foto: Pexels
Talvez hayas observado a tu mascota mover sus patas mientras duerme. Probablemente te habrás preguntado si está soñando o si puede hacerlo. Una investigadora de la Universidad de Harvard asegura que no solo pueden soñar sino que sus sueños no son tan distintos a los de los humanos.
La doctora Deirdre Barret es profesora y psicóloga clínica y evolutiva en la escuela de medicina de Harvard. La especialista dio una entrevista a la revista People donde habló sobre lo que se conoce del mundo de los sueños de los animales.
“Cualquier cosa sobre qué sueñan los animales o si acaso lo hacen es especulativo”, precisó. Los únicos dos animales que piensa habrían contado sus sueños son dos gorilas que hablan lenguaje de señas. Uno de ellos, Michael, fue rescatado cuando unos cazadores furtivos mataron a su famiia. Al despertarse decía “malas personas matan gorilas”, contó la experta.
Lo que sí se conoce sobre el mundo de los sueños en mamíferos no humanos es que poseen un ciclo similar al de las personas. Cuando duermen pasan a una etapa profunda de sueño en la que el cerebro está menos activo. Luego llega la fase REM (Rapid Eye Movement en inglés) en la que sueñan los humanos. A partir de esto se puede asumir que los primates y otros mamíferos también sueñan.
Con respecto a los perros, Barret tiene una teoría. “Los humanos sueñan sobre las cosas que les interesan, solo que de una forma más visual y menos lógica”, dijo la psicóloga. “No hay razón para pensar que los animales sean diferentes. Como generalmente los perros están muy unidos a sus humanos, es muy probable que tu perro esté soñando con tu rostro, tu olor y con complacerte o molestarte”, agregó. Así que si ves a tu pequeño moviendo sus patitas es posible que sueñe que está corriendo.
¿Y los gatos? Algunos experimentos previos lograron eliminar la parte del cerebro de los gatos que inhibe el movimiento en la fase REM. Los gatos permanecían quietos durante las otras etapas pero una vez que llegaban a ésta se levantaban, arqueaban sus espaldas y actuaban como si estuvieran de cacería.