10 gatos comunitarios fueron envenenados en diciembre de 2024 en la urbanización Miravalle 2. El hecho generó indignación en Quito.
Un grupo de vecinos condenó la intoxicación de los felinos. Otros -en cambio- aprovecharon para pedir a las autoridades una sanción para las personas que alimentaban a esos animalitos; argumentaron malos olores y desorden.
Y es que no basta con brindarles comida, los perros y gatos comunitarios tienen las mismas necesidades que los que viven en casa. ¿Cuáles? ¡Pon atención!
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¿Qué es un perro o gato comunitario?
La Ordenanza Municipal menciona que “son aquellos perros o gatos que individualmente o en grupo conviven bajo parámetros de bienestar animal con la comunidad de un sector o barrio que los atiende mediante una persona o grupo de personas debidamente organizadas”.
Perros y gatos comunitarios y las obligaciones de sus ‘tutores’ en Quito
La tenencia responsable de perros y gatos comunitarios es fundamental para garantizar el bienestar de estos animales y la convivencia armónica con las personas y el entorno.
La Ordenanza Municipal establece claras obligaciones para quienes se encargan del cuidado de estos animales, quienes deben asumir su responsabilidad de manera integral.
Uno de los primeros pasos es inscribir a los perros o gatos comunitarios en el Registro de Mascotas y Tenencia de Fauna Urbana (REMETFU).
Ahí debe constar al menos una persona responsable domiciliada en la misma zona. Este registro es esencial para rastrear y controlar la población animal en la comunidad.
Más obligaciones de los ‘tutores’ de los perros o gatos comunitarios
Los animales deben contar con identificación visible, ya sea mediante collar, microchip u otros métodos, garantizando su localización en caso de pérdida.
También es obligación vacunar y desparasitar a los animales, manteniendo actualizado su carné de vacunas. Eso contribuye a la prevención de enfermedades.
La esterilización es clave para frenar la sobrepoblación de animales callejeros
Otro aspecto crucial es la esterilización de los animales, que no solo controla la sobrepoblación, sino que también promueve su salud. Actualmente, existe un perro callejero por cada 19 habitantes en Quito. Ese es el número que la Unidad de Bienestar Animal (UBA) presentó tras una estimación realizada en noviembre de 2023.
Asimismo, los miembros de la comunidad deben asegurarse de que los animalitos reciban atención veterinaria oportuna y que cuenten con una guarida adecuada.
Los encargados deben garantizar que los perros o gatos comunitarios reciban comida y agua suficiente en los horarios y lugares establecidos, evitando que se conviertan en una amenaza para la salud pública o la fauna silvestre.
También deben asumir la responsabilidad de los daños que puedan ocasionar y recolectar sus desechos, contribuyendo a mantener la limpieza de la comunidad.