Los perros pueden ayudar a mejorar las habilidades sociales de los niños con síndrome de Down. Foto: Pixabay
Está comprobado que tener animales de compañía es beneficioso para los niños. No solo eso. Los perros pueden ser un gran aliado para chicos con trastornos del espectro autista, chicos con problemas académicos y también niños con síndrome de Down o trisomía del par 21.
Este es un trastorno genético por el cual una persona tiene 47 cromosomas en lugar de 46. En el Ecuador, según el Ministerio de Salud, de cada 1000 nacidos vivos, dos bebés nacen con síndrome de Down.
Las personas que nacen con este trastorno presentan un nivel de discapacidad intelectual, dificultades de aprendizaje y habilidades sociales diferentes. Para ellos, los animales de compañía pueden marcar una diferencia importante en su calidad de vida, según Dorian Vega, psicólogo clínico de la organización Canoterapia Ecuador.
Esta entidad, con base en Guayaquil, atiende un promedio semanal de 80 pacientes con síndrome de Down, autismo y problemas de aprendizaje y socialización. También tienen programas de prevención contra el abuso sexual e ingobernabilidad, explica.
Vega hace énfasis en la necesidad de diferenciar en los tipos de asistencia que pueden brindar los peludos. Un can de terapia es una herramienta para un psicólogo, un médico o un terapista. Los perros de compañía brindan soporte emocional a los chicos directamente, son sus mascotas y les ayudan a desarrollarse mejor y los perros de asistencia son aquellos entrenados para abrir puertas, traer objetos, que evite que los niños se caigan o salgan corriendo en la calle, entre otras habilidades.
“Tener un animal de compañía puede ayudar a los chicos que tienen síndrome de Down en la parte social, conductual y emocional“, apunta Vega. Para mejorar sus habilidades sociales, se utiliza un can entrenado y se lleva al niño a un espacio público como un centro comercial. Se le indica al niño el nombre del perro, su edad, raza, y algunos comandos básicos para que lo controle. “Las personas cuando ven eso en un patio de comidas pueden irse o acercarse. El animal actúa como un vínculo para que los niños puedan interactuar con otras personas”, explica.
En el aspecto conductual y emocional, el especialista asegura que algunos niños presentan cierta agresividad. “Pueden ser un poco toscos al tocar a otros niños, o a los perros”, señala Vega. Los terapistas utilizan a los animales para reducir la agresividad y corregir esas conductas.
“Si quiero que sea más delicado le enseño a que le de de comer con una cuchara al perro y así se trabaja la motricidad fina. Si quiero trabajar la motricidad gruesa utilizo por ejemplo cepillos, pero siempre bajo la supervisión de un especialista”. dice el psicólogo clínico.
El entrenamiento de estos perros puede tomar dos años y debe ser realizado por un profesional. Los etólogos caninos se especializan en el comportamiento de los perros y pueden adiestrarlos para convertirse en canes de soporte, terapia o asistencia.
En Guayaquil se realizan terapias en Canoterapia Ecuador. El centro está ubicado en la Ciudadela Paraíso, en la calle Almendros, entre Bosques y Naranjos. En Quito la Policía Metropolitana realiza terapias gratuitas a fundaciones que se inscriben a su programa cada año. Las sesiones se realizan en el Parque Metropolitano del Sur.