Los fuegos artificiales provocan daños irreversibles en los perros y gatos. Los fuegos pirotécnicos, comúnmente utilizados en celebraciones, generan un impacto negativo significativo en la vida de los animales, especialmente en perros y gatos.
Estas explosiones no solo perturban el ambiente, sino que también causan daño físico y psicológico a esos seres vivos.
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Efectos del ruido en los animales
Los perros y gatos poseen una sensibilidad auditiva mucho mayor que los humanos, lo que significa que los estruendos de los fuegos artificiales pueden resultar aterradores para ellos.
Se estima que entre el 25% y el 50% de los gatos y perros -según el Colegio de Veterinarios de Barcelona– experimentan miedo intenso ante estos ruidos.
Eso los pueden conducir a reacciones extremas como temblores, babeo excesivo, e incluso intentos de escapar.
En casos severos, este estrés puede desencadenar problemas de salud graves, incluyendo ataques de ansiedad e incluso paro cardíaco.
Los fuegos artificiales y sus riesgos físicos
Además del temor, los fuegos artificiales representan riesgos físicos. La exposición a ruidos fuertes puede causar pérdida de audición y tinnitus en mascotas.
Los petardos y cohetes también liberan sustancias químicas nocivas que pueden afectar la salud respiratoria de los animales, provocando complicaciones en aquellos con condiciones preexistentes.
Consejos para proteger a las mascotas
Para mitigar estos efectos, se recomienda mantener a las mascotas en un ambiente seguro y tranquilo durante las festividades.
Se sugiere crear un espacio alejado de ventanas y ruidos intensos, así como proporcionarles un lugar cómodo donde puedan refugiarse.
Es crucial asegurarse de que las mascotas estén identificadas adecuadamente, ya que muchos animales tienden a escapar en busca de seguridad durante estos eventos.
Lolita -que en realidad se llama Candy– formó parte de esas últimas estadísticas. Esta perrita tardó seis meses en regresar a casa tras escaparse, en diciembre de 2023.
Varias rescatistas, entre ellas Adela Lehrer- la encontraron vagando en el parque Metropolitano Guangüiltagua. Estaba muy asustada. Además, estaban lastimadas las ‘almohadillas’ de sus patitas.