Valla educativa de la campaña, ubicada sobre la autopista General Rumiñahui, en el desvío a Capelo. Marcelino Rossi / El Comercio
Hace tres meses, en medio del tráfico del redondel de la Tufiño, en el sector de la Real Audiencia, Nikos -un french poodle- estaba perdido. Ningún conductor o peatón se acercaba para ayudar a cruzar al animal. Varios vehículos pitaban y aceleraban para que no se moviera.
Pilar Sisa, apasionada por los animales y su actual dueña, se tomó el tiempo para frenar su auto y bajarse a ayudar. Meses atrás, Ella conoció sobre la campaña animal Déjalos Cruzar gracias a una valla publicitaria en la vía a la Mitad del Mundo, lo que la llevó a salvar a Nikos.
Desde enero de este año, en Quito se realiza la campaña Déjalos Cruzar, una iniciativa impulsada por Gabriela Quiroga, presidenta de la Fundación Raíz Animal, en colaboración con la viceprefecta de Pichincha, Marcela Costales, y el Colegio Johannes Kepler.
La idea nació de la necesidad de proteger la vida de los animales en las carreteras, que muchas veces son abandonados en las vías rápidas, salen a buscar comida o están perdidos.
En el redondel de la vía a la Mitad del Mundo, en el sector del Condado, hay una valla de la campaña. Foto: Marcelino Rossi
A través de vallas educativas en las vías rápidas, se busca concienciar y sensibilizar a los conductores sobre los animales que tratan de cruzar.
Según Fundación Raíz Animal, la cifra de muertes por atropellamientos de animales callejeros se incrementó. De 600 perros callejeros en las vías rápidas, aproximadamente 400 murieron por atropellamiento en el 2017.
Para Quiroga, una razón para la efectividad de la campaña es el cambio de conciencia en la ciudadanía, la cual se ha sumado a la lucha por los derechos animales en el país. Es por ello que en Quito, según cuenta, en enero se instalarán otras 24 señaléticas más para que los conductores estén precavidos.
Debido a historias como la de Nikos, varias fundaciones animalistas se sumaron a este proyecto para proteger a los perros en las vías.
A pesar de que las vallas fueron colocadas en sitios estratégicos -como El Condado, la av. General Rumiñahui y la Intervalles-, muchos conductores desconocían la campaña.
Manuel Chuga, conductor en una cooperativa de taxis, dice que muchas veces hace maniobras peligrosas al volante para tratar de no atropellar perros.
Chuga vio solo una vez la valla en la autopista Rumiñahui y considera que la mayoría de choferes no la tomaría en cuenta.
Como Chuga, muchos de profesionales del volante se sienten identificados con la causa. A pesar de ello, consideran necesario que la campaña sea difundida a profundidad para saber cómo deben actuar en estas situaciones.
Quiroga dice que, gracias al trabajo en conjunto con las instituciones públicas y privadas, la propuesta ha llegado al Municipio de Quito.
El próximo año se instalarán las señaléticas de tránsito con el mismo diseño de las vallas Déjalos Cruzar dentro de la zona metropolitana de de la ciudad. Las medidas adecuadas son de 90×90 cm, para que estén a la altura adecuada del conductor y los transeúntes.