La organización Catman & Dogin realiza campañas para recolectar donaciones y conseguir padrinos para sus rescatados. Foto: Diego Pallero / Narices Frías
Cada día decenas de animales son rescatados de las calles por organizaciones de protección, fundaciones y ciudadanos independiente que buscan cambiar la vida a quienes han sufrido maltrato y abandono. Aunque se busca que todos estos perros y gatos terminen en buenos hogares, no siempre es así. Muchos animales terminan viviendo en los refugios durante años y su manutención recae en las mismas fundaciones.
Para poder cubrir los gastos, estas organizaciones piden padrinos. Esta opción es una alternativa para quienes no pueden adoptar por diversas razones: problemas de salud, espacio, tiempo; sin embargo, desean ayudar a un animal. Con una cantidad mensual de dinero se pueden cubrir los costos médicos, alimentación y hospedaje. Estos aportes pueden ser desde USD 10 mensuales. “Es la cantidad que deseen las personas”, aclara Victoria Melo, de Lucky.
En base a un cálculo que hicieron internamente en la organización que representa, se determinó que se gasta mensualmente USD 65 por cada perro rescatado. “En esto se incluye comida, insumos, cuidados médicos”, explica. Pero esto no comprende el trabajo humano que es voluntario y no recibe reconocimiento.
La organización Catman & Dogin realiza campañas para recolectar donaciones y conseguir padrinos para sus rescatados. Foto: Diego Pallero / Narices Frías
Como no hay suficientes personas que aporten con esta cantidad, se piden varios padrinos para un mismo rescatado. Patitas Callejeras, por ejemplo, pide colaboraciones desde USD 5 para cubrir los tratamientos de los perros y gatos. Camino a Casa también lo hace. Cada día escriben en su blog pidiendo la colaboración de padrinos que donen USD 5 cada uno para cubrir el hospedaje de un animal (es el costo por noche que deben pagar). El problema es que no siempre lo logran.
Julia Merino, de 27 años, ayuda cada mes con comida y USD 10 para un perro mestizo de ocho años, Manchas. El can fue rescatado de una casa al sur de Quito. Estaba encadenado y sumamente desnutrido. Carolina Espinosa, una rescatista independiente, logró rescatarlo y lo llevó a su casa. Ahí fue cuando Julia la contactó. “Aunque no lo pueda llevar a vivir conmigo, me preocupo por su bienestar”, indica su madrina.
Ahora, el perro vive con Espinosa, que además cuida a 14 animales en su casa. Cada semana lo visita por un par de horas y lo lleva de paseo a un parque cercano. “En mi casa no hay espacio y tengo a mi abuela que esta delicada de salud”, explica. Pero al conocer su historia supo que debía ayudarlo.
El apadrinamiento es la manera en la que personas que no pueden adoptar, ayuden a un animal. Foto: Diego Pallero/ Narices Frías.
Otra forma de apadrinar es donando alimento. Con esto se reducen los costos que se deben cubrir. Un animal puede comer entre 4-10 kilos mensuales dependiendo de su tamaño. En ocasiones esta cantidad es mayor.
Paola Arana, de Catman & Dogin, cuenta que los padrinos tienen la posibilidad de visitar a sus ahijados y pasar tiempo con ellos. Esto también crea un vínculo con los animales y les hace saber que hay alguien que se preocupa por su bienestar. “Estamos siempre dando noticias de los rescatados a quienes nos ayudan con sus tratamientos que cada vez nos cuesta más pagar”, dice.
América Freire ha visto que la ciudadanía es selectiva al momento de dar donaciones. “Para los que no son tan bonitos no hay padrinos, parece que solo quisieran ayudar a los que son de raza”, asegura. Ella hace un llamado a la responsabilidad con la fauna urbana de sus ciudades.