El ajo y la cebolla contienen componentes que afectan la hemoglobina en la sangre y pueden provocar anemia. Foto: Pixabay
Dos de los ingredientes más comunes de la comida familiar son peligrosos para la salud de los animales de compañía. En ocasiones, sin pensarlo pueden ingerirlos cuando comen alguna de las sobras de la mesa.
Estos dos ingredientes que resaltan el sabor de la comida contienen elementos como el N-propil disulfuro, un agente que daña la hemoglobina, que lleva el oxígeno en la sangre. “Este daño puede provocar que los glóbulos rojos se rompan y salgan de circulación antes de lo normal”, señala PetMD, un portal de medicina veterinaria. El resultado de este proceso puede ser una anemia severa.
Sobre la cantidad que un animal debe ingerir para que resulte tóxico, los especialistas piensan que los excesos pueden ser incluso mortales, pero que en cantidades pequeñas ya hay afectaciones significativas. Además no hay diferencia si el producto está crudo o si ya fue cocinado.
La toxicidad por la ingesta de ajo y cebolla puede notarse en apenas 24 horas, señala el portal VetStreet de cuidados para mascotas. Si tu perro come una gran cantidad en un solo día, posiblemente notes algunos síntomas como letargo, debilidad, falta de coordinación, encías pálidas, vómitos, diarreas, respiración acelerada, ritmo cardíaco acelerado, o hipersalivación. Sin embargo, en la mayoría de los casos los síntomas aparecen luego de un consumo pequeño, pero frecuente.
Para tratar los problemas que genera esta intoxicación es necesario acudir al veterinario. Los profesionales médicos examinarán a las mascotas y realizarán exámenes para determinar si tienen anemia y cuál es el tipo específico. Además pueden sugerir la administración de sueros, inducción al vómito, lavado gástrico. En casos muy graves pueden requerirse transfusiones de sangre.
Para evitar dolores de cabeza es mejor no permitir que los animales de compañía se acerquen a las sobras de la comida. Asimismo se los debe acostumbrar, desde temprana edad, a comer únicamente la comida que se coloca en su plato. Otra recomendación es realizar chequeos anuales para verificar el estado de salud de la mascota y evitar futuras complicaciones.