Los televisores Sony ahora se ensamblan en Ecuador. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO.
Es casi una rutina cotidiana: recostarse cómodamente en el sillón, tomar el control remoto, encender la tele y pescar algún programa que nos enganche.
Pero aplastar el botón de encendido es en realidad el final de una larga cadena de producción, que acelera las máquinas y las manos en la planta de Audioelec, ubicada a un costado de la vía Durán Tambo, en las afueras de Guayaquil.
Aquí, a través de una alianza desde el 2012, la compañía japonesa Sony abrió su línea de ensamblaje de nueve modelos de televisores ‘made in Ecuador’. Entre 500 y 800 equipos -según la temporada- toman forma cada día en esta fábrica, que cuenta con todas las certificaciones de la multinacional.
Esta planta, donde resuenan las bandas deslizantes y los destornilladores automáticos rechinan, es la octava en el mundo y la cuarta de Sony en el continente americano. Hay otras en México, Brasil y Argentina.
Pero la etiqueta de hecho en el país no se limita al montaje de los aparatos. “El 24% es de producción local y es básicamente la generación de las tarjetas”, explica Jaime Mantilla, gerente general de Sony Ecuador.
El resto aún se importa, como las pantallas, plásticos, arneses y metales de la estructura externa. Eso llega desde Asia, como detalla Antonio Ortega, gerente de operaciones de la planta de Sony Ecuador.
Pero las tarjetas son el corazón de los televisores. Y las construyen aquí, en Durán (Guayas).
Luego de atravesar las bandas de producción, por donde ruedan y toman forma las distintas partes; y la zona de prueba, donde deslumbra la nitidez de los colores en un video de reggaeton o un documental de National Geographic; se llega al área aislada de elaboración de tarjetas, aquellas formadas por un montón de microscópicos circuitos que darán vida al televisor.
Para entrar aquí, hay que seguir un estricto protocolo, muy parecido al de los cirujanos antes de pisar el quirófano: hay que usar zapatones quirúrgicos y entrar a una máquina hermética, de puertas deslizantes. Las fotos, por cierto, no están permitidas
“Es parecida a la máquina de la película, ‘La mosca’”, bromea un trabajador del lugar. Pero nadie se transforma en insecto; solo aparecen, repentinamente, varios chorros de aire helado “para eliminar todas las partículas del exterior”.
Adentro, Erick Leyser, especialista de producto de Sony Ecuador, es el guía en esta ruta por un complejo proceso técnico. El recorrido empieza en el extremo de una máquina alargada, con la colocación de una placa verdosa -de unos 15 centímetros de diámetro- que se convertirá en una tarjeta sensora para un televisor de 50 pulgadas.
Ingresa la tarjeta vacía y la primera máquina coloca la pasta de soldadora, donde se fijarán todos los conectores, circuitos, chips. Luego pasa al montaje, que tiene tres partes: un veloz brazo robótico que coloca hasta 18 diminutos componentes, otro que instala hasta ocho componentes y uno final, más lento, que fija hasta tres componentes.
Cada fase es revisada al detalle, como resalta Leyser. Y una muestra de ello es una pantalla externa, que deja ver un ‘zoom’ de las entrañas de las tarjetas.
Solo así estarán listas para entrar al horno, un equipo ecológico, libre de plomo y que no genera contaminación, donde se fundirá la soldadura y luego se enfriará. Este horno -una cápsula totalmente cerrada- tiene diez partes, con temperaturas diferentes que se ajustan al tipo de tarjeta que se fabrique.
Hacer una tarjeta bajo este proceso, y según el modelo, suele demorar entre 30 y 60 segundos. Y todo el equipo puede producir más de 50 millones de componentes al mes, en turnos de ocho horas, cinco días a la semana.
Rodolfo Moreira, gerente de la categoría televisión de Sony Ecuador, explica que en el país, a través de esta tecnología, se pueden montar televisores 2K de alta definición, con acceso a Internet, WiFi, modelos 3D, X-reality, Clear Audio, conectividad inalámbrica compatible con varias marcas de smartphones y tablets.
La inversión para lograr este proceso de ensamblaje supera a los USD 3,7 millones y ha permitido que un 80% de los televisores sean de producción nacional -solo un 20% se importa, según los ejecutivos de Sony Ecuador-. Esto fuera de la capacitación de los técnicos locales, en plantas de Sony en Malasia, China, Japón, Brasil y Estados Unidos.
Ahora, el reto más próximo es la fabricación de tarjetas para televisores 4K, ultra alta definición. Las máquinas ya se calibran y la producción empezará los primeros días de noviembre del 2015.