Varios sectores de Ecuador se han dedicado a la producción y el sembrío de quinua. Foto: Archivo EL COMERCIO
El 2013 fue un año especial tanto para la quinua como para Imbabura: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) declaró ese año que este cereal es un superalimento, gracias a su sabor y sus características nutritivas.
Debido a este gran reconocimiento, en diferentes partes del país se comenzó a producir esta semilla vegetal en mayores cantidades de lo habitual. En ese contexto, el colectivo agroecológico La Choza decidió se año retomar y rescatar parte de los saberes ancestrales de la región, y decidieron comenzar a tostar la semilla para elaborar café de quinua.
Rolando Cangás, uno de los integrantes de La Choza, asegura que tuvieron que asesorarse con integrantes de las comunidades caranqui y otavalo.
Fue de ahí de donde pudieron conocer las técnicas que utilizaban los ancestros para la elaboración del café de habas, de trigo y hasta de arvejas.
El proceso es muy meticuloso, pues implica trabaja a temperaturas específicas para tostar los granos y porcentajes puntuales para combinarlos en la medida exacta. Cangás indica que tostar el grano en un tiesto convencional es una tarea laboriosa; con tres horas de en el fuego se logran obtener apenas 6 libras de producto.
Para sortear de mejor forma este inconveniente, Cangás construyó una máquina tostadora electrónica, con la colaboración de dos tesistas que forman parte de la Universidad Técnica del Norte.
Gracias a un pequeño dispositivo que puede medir la densidad y la temperatura del grano se logra obtener más del doble de café de quinua. De hecho, con esta tostadora electrónica se llega a procesar aproximadamente 10 kilos en 45 minutos.
Este incremento en la producción le ha permitido al colectivo La Choza cubrir con la demanda y posicionar este producto en el mercado local y dentro de otros pueblos y ciudades cercanas a Imbabura.