Australia pretende implementar detectores aéreos y boyas inteligentes que identifiquen la presencia de tiburones para alertar a las personas y prevenirlas de posibles ataques. Foto: AFP
Australia está investigando con qué soluciones tecnológicas se podrían evitar los ataques de tiburones que, a pesar de que son eventos raros, suceden.
El 2015 ha sido particularmente difícil en el estado australiano de Nueva Gales del Sur, donde se ha registrado más de una docena de ataques de tiburones, entre ellos uno que resultó en la muerte de Tadashi Nakahara, un surfista japonés, cerca de Ballina.
El gobierno del estado anunció que gastaría USD 11,6 millones en los próximos cinco años tratando de establecer y llevar a cabo estrategias de mitigación de amenazas de tiburones. Aproximadamente, la mitad del presupuesto se destinarán a la implementación de nuevos métodos de detección aérea y boyas inteligentes que detectan objetos bajo el agua.
Australia comenzó con la instalación de redes diseñadas para bloquear la entrada de tiburones en las playas en la década de 1930. Pero Nueva Gales del Sur tiene más de 900 millas de playas donde normalmente se practica surf.
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El miedo a los tiburones tuvo fuertes consecuencias en Australia occidental, donde el gobierno comenzó a capturar y matar a los tiburones a principios del 2014. El programa fue finalmente abandonado en medio de críticas generalizadas y dudas sobre su eficacia.
El tiburón tigre y los grandes tiburones blancos son los que comunmente tienen roces con los surfistas y nadadores en Australia. Aunque el riesgo es poco probable, los ataques de tiburones tienden a provocar un temor generalizado en las personas, especialmente turistas.
En las playas australianas, no es raro ver helicópteros volando sobre varios puntos costeros, desde donde se pueden ver a los tiburones en aguas claras y proporcionar una alerta temprana.
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Una evolución natural de esa estrategia es el uso de aviones no tripulados, que son también más baratos. Nueva Gales del Sur, dijo que planeaba implementar dispositivos aéreos no tripulados de prueba, pero las ubicaciones para los ensayos no han sido determinadas todavía.
El gobierno del estado también planea probar ‘Cleverbuoys’, boyas que identifican objetos bajo el agua. Estas boyas tienen una CPU y un módem que se conecta a un proveedor de telefonía móvil, con una conexión vía satélite.
El software, hecho por Tritech Internacional, con sede en el Reino Unido, está diseñado para medir un nivel de probabilidad de que un tiburón – definido como un objeto autopropulsado de dos metros- esté cerca.
Las ‘Cleverbuoys’ ya se han ensayado en Australia Occidental y se planea un ensayo adicional de 30 días durante este verano en Sydney.
Otra idea es tiburones montaje con marcas acústicas. El sonido emitido es recogido por un tiburón 4G, un receptor de satélite que puede enviar una actualización en tiempo real de cuando un tiburón se encuentra en un área determinada. El gobierno planea comprar 20 de estos dispositivos.
El problema de las marcas acústicas y otros tipos de dispositivos de seguimiento es que son como un juego de números. Daniel Bucher, ecólogo marino con la Universidad de Southern Cross en Lismore, dijo que cerca de 250 tiburones se han marcado a lo largo de la costa este de Nueva Gales del Sur con fines de investigación.
Aunque ahora los investigadores saben mucho más acerca de los tiburones que hace 20 años, el comportamiento de estos animales les dificulta el trabajo a los especialistas al momento de determinar qué épocas del año son las de mayor riesgo.