Pepper, el robot creado por la gigante japonesa Softbank, atiende a los clientes en una tienda en Tokyo y les muestra unas nuevas cafeteras. Foto: AFP
En la oficina, ellos se encargarán de escribir los reportes laborales. En casa, serán los acompañantes de los más pequeños mientras hacen sus tareas o simplemente cuando quieren jugar para, así, distraerse.
El desarrollo de la robótica en los últimos años ha supuesto un cambio de mentalidad en cuanto a la percepción de estos dispositivos. Los robots ya no son vistos como instrumentos cuya única función es construir autos en fábricas llenas de acero y muy alejadas del público.
Ahora los autómatas están tan cerca de las personas, que – inclusive- son los encargados de servir los platillos de un menú cualquiera. Así pasa, por ejemplo, en Shanghái, donde los robots Koya y Kona son los responsables de la preparación del menú del restaurante Toyako Robot Ramen.
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O también como sucederá en Quito en el próximo mes cuando un autómata de la empresa Robitz será uno de los empleados de una cafetería que funcionará en un centro comercial del norte de la ciudad.
Diego Balarezo, su creador, menciona que en los próximos días hará público el lugar específico.
Junto a esto, en el mercado internacional se palpa una nueva línea de construcción de robots con un matiz más social. Algo que lo destacó la consultora Tractica en su informe 2016 en materia tecnológica.
Para la empresa, en los próximos años se comercializarán en mayor medida autómatas cuyo objetivo será acompañar a las personas en su día a día.
Muestra de ello es lo que sucede actualmente con Jibo, Pepper y Buddy, los primeros en encabezar esta lista de dispositivos creados para estar dentro de casa. Sus funciones principales son, entre otras, responder al estado de ánimo de sus usuarios, servir como acompañantes de juegos, ayudar a las comunicaciones en casa, servir como recordatorios, cuidar el hogar… funciones que apuntan a un modelo de desarrollo mucho más antropocéntrico.
Robots para el trabajo y otros para la casa. Para el ingeniero Cristian Erazo, el siguiente paso que dará la robótica en el próximo lustro será entrar con fuerza a hogares y oficinas. Cuando habla de esto, él recuerda a ‘Los Supersónicos’, la serie animada en la que se veía esa fusión entre humanos y robots en una sociedad en la que la cooperación entre ambos eran parte esencial en la construcción de la misma.
Sobre este punto, el reciente Foro Mundial de Davos dio alertas de lo que llama la revolución industrial 4.0.
Una en la que la robótica y la inteligencia artificial se convierten en factores clave para el desarrollo de los pueblos.
En el ámbito familiar, de acuerdo con la psicóloga Alejandra Valarezo, esto supondría un desafío en la formación de niños y jóvenes.
Al igual que las mascotas, los robots se tornarán objetos de cariño por parte de ellos, por lo que se iniciaría una etapa de la humanidad en la que la tecnología deje de ser estrictamente utilitaria. “Con el paso de los años se crearán lazos fraternos.; pero las personas deben tomar conciencia de que la tecnología solo sirve para ciertos fines”. Ella cree que esta también será una revolución de la psicología humana.