Este robot fue diseñado por Andrés Moreno, estudiante de la UTE, quien creó esta máquina como un proyecto de tesis para obtener su título de ingeniería. Foto: Samantha López/El Comercio
‘Nacho Lee’ fue uno de los libros más utilizados para iniciar a los niños en la lectura. A través de textos cortos y concisos, los menores aprendían a leer y escribir.
Precisamente por el papel que cumplió este libro en su infancia, Pablo Velarde, investigador y docente de la Universidad UTE, decidió que así debía llamarse el robot creado por Andrés Moreno, exestudiante de esta entidad educativa. La iniciativa de crear este robot surgió del interés de los niños por la tecnología y, sobre todo, por el aumento de su interacción con los dispositivos de este tipo.
Estos factores llevaron a Velarde y a Moreno a pensar en un desarrollo que mantuviera a los pequeños vinculados con la práctica de la lectura.
En el momento, el robot Nacho puede leer lo que está escrito en una pantalla, sea esta una tableta o un teléfono celular. También puede pasar lectura por lo que está escrito en una hoja o cuaderno. Este proceso forma parte de una suerte de juego, en el cual el robot se presenta al usuario y le invita a practicar la escritura de ciertas oraciones.
Es entonces cuando este instrumento comienza a dictar palabras o frases y el niño las copia. Luego, el menor las presenta al robot, que es capaz de determinar si están o no escritas de forma correcta. Esta habilidad mecánica es posible gracias al uso de una cámara.
Detrás de la cámara hay redes neuronales artificiales que permiten identificar los caracteres. Así, el robot puede leer todo lo que los usuarios le pongan frente a sus ‘ojos’.
Como señalan sus creadores, los robots pueden ser buenos acompañantes en el desarrollo de esta actividad en el hogar. Moreno precisa que esta máquina fomenta el gusto por la lectura y la escritura en los niños, sin necesidad de que una persona se encuentre junto al pequeño para interactuar con él.
El robot, en definitiva, hace las veces de un guía porque dispone de las destrezas suficientes para poder leer.
Según Pablo Velarde, el robot se constituye en una suerte de evolución de este libro de texto que muchos ecuatorianos utilizaron en su niñez. Por otro lado, esta es la primera vez que se desarrolla un robot de estas características en el Ecuador.
Por el momento, asegura el especialista, no han realizado ningún acercamiento con las autoridades educativas para incorporar este instrumento mecánico en las aulas. De todas maneras, consideran que sería una buena idea llevar esta máquina a los niños, sobre todo de las escuelas públicas. “La Universidad está abierta a la presentación de proyectos que puedan servir al país. Esperamos en dos meses poder dar a conocer mayores detalles del sistema para saber si existe un mayor interés”.
Durante el desarrollo de este robot, los expertos no enfrentaron dificultades técnicas, porque se trata de un dispositivo sencillo.
Lo más complejo fue la programación, en particular la creación del algoritmo que permita al sistema reconocer los caracteres y efectuar las tareas de lectura, escritura y el dictado de frases.
En realidad, en esta etapa del diseño se empleó tecnología de visión artificial con una cámara que captura las imágenes que están frente a él. En este caso, se digitalizan las imágenes, luego se las procesa y, mediante una serie de patrones y el uso de una base de datos, se realiza la lectura de las letras. De igual manera, se empleó una voz artificial de computadora para que el robot pueda transmitir lo que ha leído.
Para diseñar esta máquina se utilizó, además, un conjunto de componentes electrónicos, como cámaras y microcontroladores, que se adquieren fácilmente en el medio. Un microcontrolador es una unidad central de procesamiento (CPU), unidades de memoria, entre otros elementos. De esta forma cuenta con los mismos componentes de funcionamiento básico de una computadora, lo que permite tratarlo como un pequeño dispositivo de cómputo.
Uno de los objetivos de este robot es incentivar el desarrollo cognitivo en los menores, sobre todo a edades tempranas, que es la etapa en que consolidan la información que reciben. Andrés Moreno dice que el desarrollo de Nacho se realizó como un proyecto de titulación para poder obtener su título de ingeniero en la Universidad UTE.