El robot balancín mantiene el equilibrio en superficies inclinadas. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Usualmente las primeras clases que toman los alumnos de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), en las carreras de ingeniería, son teóricas. Cálculo, física, entre otras son las materias básicas que reciben los nuevos estudiantes.
Para Ricardo Pico, estudiante de la universidad, es un buen comienzo pero estos conocimientos pueden reforzarse con prácticas. Esa es la misión del Club de Robótica de la Escuela Politécnica Nacional que introduce a los estudiantes en la práctica de la ingeniería desde el primer año de carrera.
El club es optativo, pero quienes deciden unirse tienen la oportunidad de poner en práctica lo que ven en clases. “También sucede que aprenden cosas nuevas en el club y luego van a clases y entienden la causa de ciertos fenómenos”, comenta Pico.
Los miembros del club desarrollan varios proyectos, algunos de ellos son para competencias con otras universidades. Otros, son trabajos de titulación de las diferentes carreras.
Gabriel Grijalva maneja un modelo de robot de conducción asistida. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Uno de los proyectos es un sistema de asistencia en la conducción. Consiste en un simulador que permite recrear escenas y situaciones que pueden presentarse al conducir un vehículo. “Si estás manejando y te estás quedando dormido, el robot se da cuenta y puede recuperar la vía para evitar accidentes”, indica Pico.
Gabriel Grijalva, su creador, tuvo que tomar en cuenta la maniobrabilidad y la fuerza de la respuesta en el acelerador, freno y volante. Este robot funciona como un asistente que aumenta la seguridad en la vía.
Otro de los proyectos es el de María Fernanda Pallo. Es estudiante de octavo semestre de la carrera de Ingeniería Electrónica y Control. Junto a cinco personas más crearon un equipo de robots futbolistas.
Los aparatos tienen un sistema de control de pateo y mando inalámbrico. “La idea es enfrentar a tres equipos y el que meta más goles gana”. Estos robots participarán en una competencia en diciembre.
El estudiante Patricio Estrada demuestra el funcionamiento del robot trepador. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
El robot trepador es otro de los proyectos que han desarrollado. Este tiene una característica especial: todas sus partes son recicladas. Este dispositivo puede escalar por superficies de metal. Para fabricar este robot aplicaron conocimientos de magnetismo.
Drones, asistentes de compras, e incluso robots simuladores se pueden construir utilizando elementos sencillos y de uso cotidiano. Los estudiantes tienen la oportunidad de compartir sus ideas y conocimientos para mejorar sus proyectos y con esto buscan, eventualmente, alcanzar el mercado de empresas de desarrollo tecnológico.