Miembros del Observatorio Astronómico de Quito durante una observación. Foto: Diego Pallero

Miembros del Observatorio Astronómico de Quito durante una observación. Foto: Diego Pallero

Astrofísicos ecuatorianos colaboran con la Unión Astronómica internacional

Miembros y colaboradores del Observatorio Astronómico de Quito durante una de las observaciones. Foto: Diego Pallero

Investigan las dinámicas del Sol; buscan planetas similares a la Tierra; centran su atención en los misterios de los agujeros negros y profundizan en la Teoría de la Relatividad, planteada por Albert Einstein. Estos son solo algunos de los temas de estudio de tres miembros del Observatorio Astronómico de Quito que forman parte de la Unión Astronómica Internacional

Esta es una agrupación conformada por diferentes sociedades astronómicas del mundo y considerada un órgano de decisión mundial en el campo de las definiciones de nombres de planetas y otros objetos celestes.
Precisamente la Unión Astronómica Internacional permitirá que Ecuador asigne un nombre a un exoplaneta, es decir, a un objeto celeste localizado fuera del Sistema Solar.

El exoplaneta al que Ecuador le pondrá un nombre es conocido como HD6434B y está situado a 134 años luz de distancia del planeta Tierra.

Este martes 3 de septiembre, una comisión interinstitucional analizará los nombres propuestos por los ecuatorianos para elegir después su nombre definitivo.
Ericson López, director del Observatorio Astronómico y docente de la Escuela Politécnica Nacional indica que las personas pueden llenar hasta el martes 3 des septiembre el formulario con los posibles nombres, el cual se encuentra publicado en la página web exoplaneta.epn.edu.ec.
En este sitio electrónico también se encuentran detalladas las bases del concurso convocatoria.

Una vez escogido el nombre, este será enviado a la Unión Astronómica Internacional.
Al momento Jairo Armijos y Ericson López son miembros activos de esta agrupación, mientras que Patricio Salazar es miembro júnior.

A estos Ericson López, Jairo Armijos y Patricio Salazar se suman otros cuatro investigadores ecuatorianos que no trabajan directamente con el Observatorio, pero que también integran este organismo.
Ser parte de esta organización tiene ventajas para los físicos ecuatorianos. De hecho, pueden votar cuando los científicos debaten leyes que rigen las políticas de la Astronomía a escala mundial.

El año pasado, los investigadores participaron en la designación de una ley crucial en el campo científico.  Se trata de la Ley de Hubble, la cual plantea que cuanta mayor distancia tenga un planeta, mayor será la velocidad en la que esta se aleja de nosotros.

Esto significa que los grandes objetos que existen en el Universo están alejándose unos de otros de forma constante, provocando una expansión invariable.

En el 2018, los astrónomos ecuatorianos votaron para que en el nombre de esta ley no solo conste el nombre del científico Hubble, sino también para que se incluya el nombre de Lemaître, el cura católico que fue el primero que habló de la teoría del Big Bang.

Otro de los estudios que desarrollan estos académicos en coordinación con la Unión Astronómica Internacional es la búsqueda de planetas similares a la Tierra.

Armijos explica que los investigadores del Observatorio pueden acceder a información recopilada a través de la captura de imágenes de los telescopios espaciales. Estos datos, dice, pueden ser analizados y estudiados para contribuir a la búsqueda de estos planetas.

“Nosotros estamos involucrados en estos estudios y esperamos contribuir al hallazgo de planetas que guarden semejanzas con la Tierra”.
Es así que en el Observatorio Astronómico, los investigadores contribuyen con estos hallazgos a escala mundial.

Hace unos meses, un grupo de astrónomos hizo público el descubrimiento masivo de planetas con características parecidas a la Tierra.
Estos cuerpos celestes se encontraron en pocos meses con la ayuda de diferentes herramientas.

En este caso, los físicos utilizaron datos recopilados por el telescopio Kepler, el cual reveló que estos exoplanetas poseen períodos orbitales muy cortos, de menos de 24 horas.
El telescopio Kepler es capaz de obtener información valiosa de ciertas regiones del cielo y, además, datos con una alta calidad que permiten a los científicos hacer estudios detallados de los exoplanetas.

Según describe Armijos, todos estos objetos celestes se encuentran ubicados en nuestra galaxia y muchos de ellos están ‘relativamente’ cerca, es decir, entre 100 y 300 años luz de la Tierra.

Patricio Salazar, asistente del Observatorio Astronómico  y miembro júnior de la Unión Astronómica Internacional, indica que otra de las áreas en la que más colabora el Observatorio es en el estudio de la magnohidrodinámica del Sol.

Salazar, en definitiva, estudia los campos magnéticos que se generan en el astro rey y busca resolver algunas preguntas sobre su formación, tiempo en el cual se generan y el proceso que esto implica.

Según explica el asistente del Observatorio Astronómico, cada 11 años el Sol cambia de polaridad. Al igual que la Tierra, la estrella posee un campo magnético con polos que son opuestos. Sin embargo, a diferencia de nuestro planeta, el Sol invierte su polaridad cada 11 años, es decir, que tiene una periodicidad. Este fenómeno implica que los campos magnéticos polares del astro solar se debilitan hasta desaparecer para luego volver a surgir con la polaridad opuesta.

El objetivo del equipo de investigación del Observatorio es desarrollar un modelo matemático que describa estos cambios. Con el apoyo de la Unión Astronómica Internacional, los investigadores pueden ahondar más en el estudio de la Teoría de la Relatividad General. Lo interesante es que los miembros de esta institución pueden estar en permanente contacto con otros científicos e intercambiar ideas sobre este campo de estudio.

Para Patricio Salazar, esto permite que Ecuador sea conocido como un país que contribuye con la investigación científica mundial.