Casi siempre solitarios, muchas veces en malas condiciones, los puentes peatonales son tan necesarios como inciertos.
Mientras en la avenida 10 de Agosto y Las Casas, centro-norte de Quito, nadie se atreve a cruzar porque las latas suenan y las ramas de los árboles que se vienen encima, el paso de la autopista Rumiñahui es muy utilizado ante el mar motorizado.
En la av. América y Rumipamba una persona pernocta y se ha instalado en la rampa elevada. En la Simón Bolívar, la estructura del puente queda como testimonio de un siniestro.