El Centro Histórico de Quito volvió a vibrar este 6 de junio de 2025. Más de 700 voluntarios de Telefónica Movistar y sus familias participaron en el Día Internacional del Voluntariado Telefónica (DIVT), con una marea de solidaridad que recorrió el Bulevar 24 de Mayo, La Ronda y el Parque Urbano Cumandá.
Fue la denominada Marea Azul, en el que los voluntarios de Telefónica Movistar llegaron al Centro de Histórico.
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Voluntariado de la Marea Azul de Telefónica
“Telefónica tiene una cultura de voluntariado activa los 365 días del año. Pero una vez al año, nuestras operaciones en más de 20 países se cierran para que más de 58 000 colaboradores trabajen por sus comunidades.
En Ecuador, movilizamos hoy al 70% de nuestros empleados en Quito y Guayaquil”, explicó Javier Alvarado, director ejecutivo de la Fundación Telefónica Movistar.
Recuperar el Centro Histórico, el objetivo de la Marea Azul
El proyecto forma parte de Compromiso Quiteño, impulsado por la iniciativa ciudadana De Vuelta al Centro, que busca revertir la contracción económica y social del casco histórico tras la pandemia y la crisis de inseguridad.
Desde 2023, el colectivo ha promovido mingas comunitarias, talleres de formación y embellecimiento urbano.
Bulevar 24 de Mayo: volver a caminarlo
En la avenida 24 de Mayo, los voluntarios barrieron, limpiaron veredas y pintaron las macetas. Foto: Santiago Estrella / EL COMERCIO
Los voluntarios de la Marea Azul de Telefónica limpiaron los 450 metros del bulevar 24 de Mayo, en el Centro Histórico. Retiraron maleza, basura y pintaron mobiliario urbano.
“Es importante devolverle este espacio a la gente. Queremos que la ciudadanía vuelva a recorrerlo y disfrutarlo”, dijo Melissa Hernández, quien lleva 15 años como voluntaria.
La Ronda: la Ruta de los Geranios florece
Junto a 50 negocios locales, la Marea Azul revitalizó fachadas y balcones. Se colocaron geranios, símbolo de la identidad quiteña. “Es el tercer año que trabajamos aquí y ya vemos cómo se reanima el turismo y los negocios”, destacó María José Carla Guzmán, con 17 años en la empresa.
Parque Cumandá: tecnología y comunidad
El parque acogió talleres de robótica, pensamiento computacional, uso seguro de internet y mentorías a emprendedores. Verónica Morales, de Transformación Digital, comentó: “Es gratificante aportar nuestro conocimiento tecnológico para potenciar a los emprendedores del centro”.
Educar con el ejemplo
Susana Ramírez y su hija Analía participaron en dotar de geranios a los balcones de la calle La Ronda. Foto: Santiago Estrella / EL COMERCIO
Susana Ramírez, colaboradora de Telefónica, participó junto a su hija Analía Ramírez. “Quiero que mi hija vea otras realidades y aprenda a convivir con la gente. Hay aprendizajes que no siempre se dan en el aula”, afirmó. Ambas colaboraron en la siembra de geranios y en actividades de embellecimiento urbano.
Yeluz Esqueda, colaboradora venezolana, también llevó a sus hijas: “Hay valores que se aprenden más allá del colegio: el de contribuir a la sociedad”, subrayó.
Yeluz Esqueda y sus dos hijas participaron de la Marea Azul para limpiar y pintar partes de La Ronda. Foto: Santiago Estrella / EL COMERCIO
Un Centro que se recupera
Tras la pandemia, el Centro perdió más de 100 negocios. Iniciativas como De Vuelta al Centro y el apoyo de Telefónica han movilizado a más de 3 000 vecinos y 400 voluntarios cada año. Se han sembrado 60 000 geranios y capacitado a comerciantes en atención al cliente y digitalización.
Solidaridad que cruza ciudades
En Guayaquil, 150 voluntarios colaboraron con niños en tratamiento oncológico, entregando kits oncopediátricos.
Durante el año, los voluntarios de Telefónica también trabajan en comunidades indígenas, escuelas rurales y zonas afectadas por desastres.
Voluntariado que no se detiene
“Son 20 años de un ADN que conecta tecnología con personas. No hay transformación digital sin compromiso humano”, subrayó Alvarado.
“El voluntariado en Telefónica se vive todos los días. Esta jornada es simbólica, pero nuestros colaboradores participan todo el año en actividades sociales y tecnológicas”, enfatizó.
La Marea Azul dejó huella en el Centro. Y sobre todo, en quienes participaron: una ciudadanía que se vuelve a encontrar en sus espacios, con la mirada puesta en un Quito más vivo y resiliente.
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