El domingo 13 de abril de 2025 no fue solo una jornada electoral en Ecuador. Fue, sobre todo, una demostración silenciosa de compromiso y responsabilidad. Los adultos mayores, sin tener la obligación legal de ir a votar, acudieron a las urnas por un compromiso cÃvico.
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En los recintos habÃa pasillos largos, aulas con techos bajos. Aun asÃ, los militares y miembros de mesa hicieron lo suyo: acompañaron a quienes necesitaban ayuda, acercaron papeletas, retiraron cintas para facilitar el paso. En cada uno de esos gestos se evidenció una cadena de respeto.
El futuro que buscan los adultos mayores tras las elecciones del 2025
En Pomasqui, norte de Quito, Rosa Andrade y su esposo, Jaime Calderón, se levantaron temprano. Rosa, de 74 años, fue con su mejor abrigo. Jaime, de 75 años, prendió su taxi y manejó hacia el recinto. Llegaron al coliseo de la parroquia, donde un militar permitió el ingreso de su auto. Luego, otro uniformado ofreció el brazo a Rosa para ayudarla a cruzar el espacio hasta el biombo.
“Mis canas y arrugas no son vanidad. Son experiencia. Yo he visto gobiernos buenos, malos y terribles. Y aunque no me queda mucho tiempo, sà quiero que mis nietos vivan con dignidad. Asà dijo Jaime mientras tosÃa un poco. Su hija Elizabeth fue el nexo para poder llegar a esta historia.
No importaba por quién votaron. Esa no era la pregunta. La verdadera interrogante fue por qué votaron.
“Hijo yo ya no tengo mucho que dejar. Pero sà puedo decirles que hasta el último dÃa intenté darles un paÃs mejor” respondió Rosa, con voz rasposa.
Un voto sin obligación, pero con convicción
El artÃculo 62 de la Constitución y el artÃculo 11 del Código de la Democracia dejan claro que los mayores de 65 años no están obligados a votar. Ellos-al igual que los adolescentes entre 16 y 18 años, los ecuatorianos en el exterior, policÃas y militares en servicio activo, y personas con discapacidad- tienen voto facultativo. Y sin embargo, muchos de ellos se presentan. No por deber sino por compromiso.
Ese domingo el cielo en Quito se mantuvo despejado. No llovió, a pesar de ser abril, uno de los meses más húmedos del año. El ambiente se sentÃa cálido, como el clima polÃtico que envolvÃa a todo el paÃs.
Un número que pesa más de lo que parece
En total, 1 804 810 personas mayores de 65 años estaban habilitadas para sufragar en estas elecciones. Guayas, Pichincha y Manabà concentran la mayorÃa. Guayas, con 437 488; Pichincha, con 332 337; y ManabÃ, con 177 979.
Mientras tanto, los jóvenes de entre 16 y 18 años habilitados para votar eran 655 224 en todo el paÃs. En el exterior, también habÃa cifras simbólicas: 55 617 adultos mayores y 105 jóvenes podÃan ejercer su derecho.
Pero los números dicen poco si no se los observa de cerca. Porque en realidad, esa mañana en Pomasqui, en Chillogallo, en Carcelén o en Ibarra, lo que más importaba no era una cifra en el boletÃn del CNE.
Se trató de una señora mayor que salió de casa con bastón, un abuelo que buscó su cédula con manos temblorosas o una pareja que decidió caminar una cuadra más con tal de llegar a tiempo.
En cada uno de ellos, aunque no lo dijeran, latÃa la misma idea: que aún hay algo por qué votar.
El tema del civismo de los adultos mayores empezó a sonar con fuerza tras varios videos que circularon en las redes sociales, en donde se vio los recintos electorales con gran presencia de personas de la tercera edad.
Incluso circuló un video en el que se ve cómo un grupo de adultos mayores se organizó y contrató una furgoneta para ir a votar.
Elizabeth comentó que sus papás no fueron a votar en la primera vuelta, pero decidieron ir a esta jornada electoral por el contexto polÃtico que atravesaba el Ecuador.