2019, año del medio ambiente

La mañana del jueves 27 de diciembre en el Malecón del Salado imperaba un ambiente pacífico. La mañana estaba fresca, el sol decidió no ser intenso en ese momento para que el viento pueda regalarnos una brisa relajante.

La bulla y el tráfico de personas que antecedió por las fiestas navideñas se habían adormitado esa mañana. Por ahí andaban dos enamorados cogidos de la mano, dos amigas conversando en una banca, por el otro lado un muchacho alimentaba a las palomas mientras dentro de una cafetería pocas personas estaban leyendo el periódico.

Pero la armonía contrastó con las botellas de plástico, envolturas de snacks y madera que viajaban en el río Guayas. La basura terminó con la tranquilidad del momento.

En octubre de este año, los ecuatorianos nos terminamos nuestro presupuesto ambiental, en otras palabras nuestro consumo es superior a lo que nuestro ecosistema puede regenerarse y si no tomamos consciencia a tiempo el planeta nos pasará factura en algún momento.

La naturaleza se perjudica cuando hay agresividad, pero no me refiero al solo hecho de botar un papel en el suelo o maltratar a un animalito callejero indefenso. También me refiero a esa agresividad que habita nuestro interior y que nos daña a nosotros y al ambiente. Lo contrario a la agresividad es el amor y cuando nos amamos también amamos a nuestro entorno. Pero ese amor es un camino que debe ser desarrollado para luego ser compartido.

Entonces, que entre los objetivos del 2019 no falte esa comunión con la naturaleza que es nuestra madre tierra y quien nos da la vida.

Wendy Nathaly Zambrano León

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