Yesid dedica su tiempo al voleibol y a otros oficios

Yesid Castillo colabora como juez de voleibol en el torneo interno de la Unidad Educativa Santa Ana.  Manuel Quizhpe / EL COMERCIO.

Yesid Castillo colabora como juez de voleibol en el torneo interno de la Unidad Educativa Santa Ana. Manuel Quizhpe / EL COMERCIO.

Yesid Castillo colabora como juez de voleibol en el torneo interno de la Unidad Educativa Santa Ana. Manuel Quizhpe / EL COMERCIO.

Yesid Castillo llegó a Cuenca hace 11 años desde Esmeraldas, para reforzar a la selección azuaya de voleibol, que se preparaba para los Juegos Nacionales. En su estadía le gustó el trato de la gente y se enamoró de la ciudad, por lo que se quedó a vivir.

La iniciativa para que jugara por Azuay surgió del presidente de la Federación Ecuatoriana de Voleibol de ese entonces, Patricio Sandoval. El exvoleibolista esmeraldeño considera que fue un designio de Dios, “porque es el único que te pone y te saca de cualquier lugar”.

Sus 11 años de permanencia en Cuenca se resumen en buenos y malos momentos. Por una lesión se alejó de las canchas a los 21 años y para subsistir ha trabajado como mecánico, plomero, guardia, juez de voleibol y en la actualidad se desempeña como monitor de voleibol de la Federación Deportiva del Azuay (FDA).

La mecánica es una herencia de su padre, Jimmy Castillo, quien vive en Esmeraldas. “Él quiso que siguiera su profesión, pero siempre fui un apasionado del deporte”. Se vincu­ló con el voleibol a los 15 años y desde entonces se preparó con la meta de vestir los colores de Ecuador.

Cumplió ese desafío porque defendió al país entre el 2008 y 2014, cuando sufrió una fisura del tobillo y la rotura del tendón del dedo del pie en un Interjorgas de voleibol. Esa lesión lo dejó fuera de los Juegos Sudamericanos que se realizaron en marzo del 2014 en Santiago de Chile.

No oculta su tristeza al recordar el golpe psicológico que significó quedarse fuera del combinado nacional. Y más aún, la amargura por conocer que su recuperación tardaría algún tiempo y debía retirarse de manera prematura de lascanchas.

Antes de la lesión, reforzó al equipo Casablanca de Lima, Perú. Después, estuvo tres meses en Chile, en el conjunto Cerro Navia. “Fue una linda experiencia, porque todos los conocimientos que asimilé los compartí con los voleibolistas azuayos”.

Yesid Esneider, quien terminó la secundaria en Guayaquil, recuerda que un club argentino también pretendió contratarlo, incluso un representante llegó a Cuenca para filmar sus entrenamientos. Sin embargo, al final no se concretó.

Entre sus formadores están los técnicos Luciano Arias, Sergio Mermilio, Leonardo Pieroni, Sebastián Carotti y Juan Castillo. Ellos fueron determinantes en su paso por las selecciones nacionales de voleibol, cuyo estreno se registró en el 2008.

El exseleccionado nacional de 26 años se distingue por su estatura, puesto que mide 1,98 metros, pesa 90 kilos y calza 47. Los zapatos para jugar los traía del exterior, porque no era fácil conseguir en el país.

Yesid es una persona cordial y alegre. Con los alumnos de la Unidad Educativa Santa Ana se muestra amigable antes de los cotejos internos de voleibol, en donde él actúa como juez. Nadie reclama sus decisiones, porque saben de su experiencia en este deporte.

Se pone triste al recordar que son tres años que no está con su hija: Ashlie Samilé, quien ya cumplió 6 años. Ella vive en Lima, Perú, con su madre, que es de ese país. “La ausencia de mi nena me ha afectado mucho, ojalá Dios permita que volvamos a estar juntos”.

Castillo se siente un cuencano más, come mote y le gusta el cuy con papas. En broma dice que, “ya hablo hasta cantadito”. Él arrienda un pequeño departamento en los interiores del coliseo Mayor Jefferson Pérez.

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